Cómo? Que Raúl Aleixandre ha abierto un local nuevo en el puerto? Vamos!
Y para allá que fuimos rumbosos y decididos, un domingo de este veroño que no hay modo que se convierta en otoño.
Buen síntoma: la terraza estaba llena. Buena suerte: se está mucho mejor dentro.
Desde el Veles e Vents lo ves claramente, pero amigo, al otro lado de la ría y para llegar ahí tienes que desandar el camino y dar una vuelta tremenda y no muy bien indicada. O pillar el bus circular del puerto, tiene que ser chulo, la próxima vez lo hago.
Una vez llegas te encuentras una simpática, elegante y recogida navecita que está enteramente ocupada por Vinícolas. Con su terracita “con vistas” y con su cuidado y moderno interior que, al tener grandes ventanales, te hace disfrutar de las mismas vistas pero bien atemperado. Todo ventajas, oiga!
Interior minimalista, tonos claros, bodega a la vista presidiendo, luz, mucha luz, frescura… Viva el Mediterráneo!
No lo dudamos, era domingo, hacía siglos que no tomábamos una paellita (no es mi plato favorito, pero apetecía) así que en cuanto vimos el Menú de Fin de Semana, que contenía platos “Aleixandre” y finalizaba con un arrocito, casi ni miramos más, porque además estaba bien de precio: 35€ con iva y sin bebidas. En esto consistió:
• Anchoa en salazón con puré de berenjena y aceite de argán.
• Buñuelo de bacalao.
• Coca con tomate seco, burrata, albahaca y piñones.
• Steak tartar con helado de mostaza.
• Arroz seco marinero
• Torrija caramelizada con helado de manzana asada.
Muy bien, muy bien. La anchoa, una señora anchoa que hacía añorar viejos y triunfantes tiempos en Ca Sento, con la exótica envoltura del aceite marroquí; el buñuelo… pues lo mismo, sápido, suave, aéreo; la coca, una delicia, con la albahaca otorgándole un puntillo “extra”; el steak… bueno, un steak, nada destacable ni para bien ni para mal; el arrocito, brutal, con sabor y entereza grano a grano, y una ligazón untuosa entre ellos… mmmmm; y la torrija, una locura, con ese crunch del caramelizado y la interesante compañía de un ligero helado de manzana.
En vinos, lo petan. Disponen de una carta extensa y bien seleccionada, con una tremenda sección de champagnes que, según nos contaron, aún será ampliada notablemente en breve cuando consigan un localito anexo. Y lo tratan maravillosamente, con sabiduría y mimo, servido en copas Riedel de alta gama. Empezamos con una manzanilla San León Reserva de Familia, seguimos con una botellita de Guímaro Godello 2011, tomamos la torrija con un Albersweiler Latt Gewürztraminer Auslese 2003 y cerramos relamiéndonos con ese moscatel malagueño divino llamado Jorge Ordóñez Victoria nº 2 2013.
El servicio, de sobresaliente, con buena gente en sala capitaneada por un crack de maitre que los hace mejores: José Miguel, un tipo experimentado que sabe y mucho, a quien no se le escapa una, que te hace sentir bien, que te aconseja con prudencia y sabiduría, que parece que no está pero está… Lo tiene todo para ese oficio.
Volveremos un viernes noche peeeeero yá, a degustar en plenitud la cocina de este chef. Me gustan los viernes noche, oye.
Creo, y deseo, que tras muchas vueltas ha dado en el clavo. Una propuesta que apunta al éxito, con el punto de partida de las creaciones valencianas clásicas elevadas a los altares por la mano inquieta y audaz de Raúl Alexandre… con exquisito trato del vino, un servicio de sala de muchos quilates y en un enclave divino. Redondo.
Jaja, pero macho, lo de Vinícolas nos contaron (ya me conoces y sabes que soy un preguntón un poco cansino..) que viene del nombre de uno de los socios, Nicolás y lo de vi, de Vinos. Pero mola ¿eh)?
Y los vinos, de locura sí. La manzanilla, el godello... de libro ambos, salinidad apasionante la primera, pasadito por madera el segundo, y ya sabes lo bien que le sienta la buena y breve madera a esa variedad.
Los dulces, después de ese pedazo auslese con esa maravillosa acidez, de las que te elevan, el moscatel quedaba corto en el primer buchito. Es lo malo de las comparaciones. Pero en el segundo se recuperaba, ya no competía con esa acidez... Y en el tercero ya, te llevaba directamente al orgasmatrón con esos melocotones blancos y esas flores blancas.... ¡ayayay!
Me alegro que te gustara. Ya ves que no puse nota exagerada en mi primera visita.
Muy de acuerdo contigo en que Jose Miguel va a tener mucho que ver con el éxito del local.
Por aquí ya notamos que el "veroño" nos abandona, hoy ya se nota bajada de temperaturas considerable.
A mi también me encantan los viernes noche, con el finde por delante. Lo que no me gusta tanto es el domingo noche. Anoche cené yo también en un nuevo descubrimiento y el postre era una torrija con helado. Rica de ganas. Algo de siempre pero que sigue dándonos alegrías sensitivas. Un abrazo.
Efectivamente, asi se lo contaba a FerB en su anterior comentario allá por octubre.
Todos pensamos de inicio que era por el vino, pero va y no.
Lo de San Nicolas por navidad, es de traca (jejeje,) pero seguro que se cuela en el trineo y manda un selfi.
Saludos
No, no, no exageraste.
Tengo ganas yo de ir un viernes noche oye, a un menú gastronómico huyendo del arroz...
José Miguel... tremendo elemento!
La raya en pescado, la borda.
Disfrutar ahora de ese "veroño" que comentas, que el invierno se hará más duro.
Saludos
Mu largo el veroño, mu largo. Me cannnnnnnnso yo ya de este tiempo, necesito cambio, frío, chimenea coño, esto es ya insufrible
Y empezar con los platos de cuchara, potes y potajes, ollas y ollitas.
Saludos
Muy buena pinta tiene este sitio, y más con esa carta de vinos. Si el servicio es bueno ya no le falta nada ...
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