3ª visita y confirmación de que es uno de los sitios más sorprendentes para comer hoy en día en Madrid.
Acudo un día de diario a mediodía para no tener problemas (claro, hay que pedirse el día libre), y como sin problemas aunque el sistema sigue siendo muy fastidioso. Entiendo que no quieran servir más de x platos y seguir instalados en la excelencia pero el local está muy desaprovechado.
La comida genial, muy alto nivel
A destacar: el mortemochi, un mochi de morteruelo que es espectacular, el baoxi de panceta, pura pornografía gastronómica, el bao de guiso de sepia, super jugoso, las bolitas de boletus que explotan en la boca,
Me dejaron más fríos: el ramen, por debajo del resto de platos. El cocktail de gambas, sí, muy irónico, servido en su minisalsera, pero no deja de ser un cocktail de gambas, plato ya rancio. Aunque estaba bueno.
El vino va mejorando: nos bebimos una botella de Côtes du Jura blanco (Domaine Buronfosse Les Ammonites 2014) , empieza a haber cositas.
La cocina es de restaurante de estrella michelin. Pena del peaje que hay que pagar.
Eso sí, noto que ya no es tan barato, aunque es verdad que nos fueron sacando platos alegremente sin que les parásemos. Estaba todo tan bueno...
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