Preciosa botella que recuerda a las de las antiguas boticas. De color ámbar, pequeñita, manejable (1/2 litro). Etiqueta en forma de sello, con estampados clásicos y el mono en el centro. Tapón de corcho con anillo metálico muy cuco.
En nariz es impresionante, epatante. Sus 47 grados no se respiran por ningún lado. En su lugar un despliegue aromático espectacular. Yo creo que es la ginebra más rica en aromas que he catado nunca. Pero no es excesivamente intensa, no obtura. Todo lo contrario. Es sutil. Con un punto dulzón que parece provenir de moras, arándanos o algún frutillo del bosque, no deja de lado al enebro, muy presente. Ya en segundo plano aparece la raíz de angélica, la pimienta rosa... Más allá el cedro, y más allá ese aroma familiar de la barbería clásica (¿lavanda?, no sé). Me doy cuenta de que ahí hay un montón de aromas que no soy capaz de identificar. Lo intentaré a la próxima. La mandarina, también está la mandarina. ¿O el cardamomo?
En boca es una maravilla para tomarla sola. La naranja dulce, confitada, naranja de la China, resulta muy evidente, como el enebro. Y un toquecito como de caja de puros. Perfumada en boca, me pasa como en nariz: recuerdos y recuerdos que no soy capaz de plasmar.
Cuando llevo media copa "a palo seco", la relleno y me hago un GT con Fever. Me da pena pero...
Y está bueno el GT, pero no dice tanto combinada como sola. Si lo sé me hubiera terminado la copa sola tan ricamente.