Restaurante Petit Komite en Galdakao (Vizcaya/Bizkaia)
Restaurante Petit Komite
País:
España
Provincia:
Cód. Postal:

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Precio desde:
59,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos y lunes.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
65 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
8.1
RCP CALIDAD-PRECIO
7.5
Torrija
Pistacho
Rape
Opiniones de Petit Komite
OPINIONES
4

Curioso restaurante que por diversas vicisitudes no había acabado de conocer. Por fuera , el caserío , impresiona y por dentro , la sala principal, te hace sentirte como en casa. Trasmite un ambiente hogareño , confortable, casi entrañable. La vajilla " vintage " de porcelana, el trato sencillo , amable y cordial, los objetos , las fotos ...todo genera una atmósfera familiar y acogedora. Buena comida, buen producto. Cocina rica , sin alardes, bien hecha , gustosa y apetecible. Probamos mi cuit con mermelada de vainilla, volandeiras, kokotxas rebozadas, un buen chuletón alemán, rape con salsa americana .. y tres postres correctísimos que cerraron una buena cena, agradable , amena y disfrutable, por la compañía y porque Petit Komité , lo favorace..

Integrado bajo el hotel Iraragorri, un precioso caserío que data del siglo XV, se encuentra este pequeño restaurante de apenas 8 mesas. Me encanta la desigualdad reinante, la poca uniformidad que genera una sensación de tranquilidad y bienestar que hasta te relaja.
Desde luego que si tenéis intención de una cena romántica esta sería una muy buena elección y si además sois de lejos pues podéis aprovechar para dormir en el hotel que encima está muy cerca de Bilbao.
Aquí vivió una leyenda del Athletic que formó parte de la primera selección de Euskadi durante la guerra civil, José Iraragorri. Hoy, su viuda y sus hijos siguen con el negocio.
Es ya nuestra tercera visita y teníamos muy buen recuerdo y hoy hemos tenido además la suerte de que ha habido un cambio de cocinero. Ello conlleva un cambio en el estilo de cocinar y para mi lo nuevo siempre es interesante.
Nos acomodan en una mesa de cuatro comensales con lo que la sensación de amplitud se agradece, la atenta jefa de sala siempre al tanto de todo lo necesario y dando respuesta a cualquier necesidad o pregunta que surja.
La pequeña cocina es vista y puedes "vigilar" al cocinero en todo momento e incluso hacerle un gesto para demostrarle lo rico que está lo que en ese momento estás degustando.
No tienen carta en sí, ofrecen dos menús. Uno llamado Bistro y el otro, más largo, denominado Petit que por cierto nada tiene que ver con el nombre puesto que es muy "generoso", vamos, que precisamente con hambre no te quedas.
Como no podía ser de otra manera, elegimos el menú Petit.
Su pan es tipo hogaza, crujiente corteza, de las "mías" y rica miga. Imagino que será de "cosecha propia".
Comenzamos con un par de aperitivos. Primero una crema de vainas con berberechos, presentada en un vasito inclinado que es un pequeño buen comienzo para abrir las papilas gustativas a la cena.
Posteriormente nos sacan unas croquetas de hongos con salsa de choriceros. Sabrosa a más no poder, rica, jugosa, cruijiente rebozado y la mezcla de ambas cosas genera un resultado muy apetecible.
Aprovecho este paréntesis culinario para decir que la vajilla es muy curiosa, de estilo antiguo. Parte de lo que utilizan es de plata. Tazas y platillos adquiridos por la dueña en sus andanzas por el mundo al acompañar a su marido a los eventos deportivos. Son bonitas y muy originales.Buen tamaño de copas para vino y cambio constante de cubiertos con cada plato.
Para beber nos hemos hoy ido a un vino francés, un Chablis 2011, un muy buen vino, con mucho fruta en nariz, pero que tiene potencia y seguramente ganará y mucho con un tiempo más en botella.
Acidez bien marcada, un ligero amargor que le da el cuerpo necesario para hacer que lo disfrutes más en boca y conseguir que la botella se "alargue" lo suficiente para completar el menú.
Buenas copas y aunque nos traen la cubitera, como el vino tiene suficiente temperatura, preferimos dejarlo en la mesa y poder disfrutar aún más de sus aromas.
Esto de disfrutar del vino curiosamente hace que beba menos cantidad pues lo paladeo más suavemente. Curioso el asunto, oyes.
Comenzamos ahora ya con los entrantes y nos presentan en la mesa un marmitako de verduras con cola de cigala, acompañado de una alubias blancas.
Excelente preparación, con sabores muy marcados. Uno pensaría tal vez en que la cigala aquí no pinta nada pero al contrario, el conjunto ofrece un placer en boca que despierta los sentidos. Nos ha encantado el plato, si tuviese que elegir uno sería este. Sin desmerecer el resto.
Pasamos ahora a brandada de bacalao con crema de calabaza. La potencia sápida del plato anterior quizás eclipse un tanto este otro pero es muy suave, de agradable sabor. El bacalao se percibe y el toque de naranja que lleva la crema de calabaza hace aún más merecido al conjunto en sí. Comentar que las raciones no son precisamente raquíticas con lo que es un menú muy consistente y satisfactorio pero sin dejarte esa sensación de no poder más que tanto odio.
Le llega el turno al plato de pescado, siendo hoy una merluza de anzuelo con crema de tubérculo y lágrima de pimiento rojo. Excelente el punto del pescado, las láminas se separan cual si fuese un buen bacalao. El toque de pimiento le da una "alegría" chispeante a la merluza. De nuevo hablamos de muy buen producto y muy bien tratado.
Rabo de buey estofado crujiente en jugo de garbanzos. Se nota que aquí hay trabajo realizado con mimo y sin prisas en cocina. La carne del rabo deshuesada, con una base de bacon que la hace menos seca, más jugosa. El caldo, que parece necesitar posteriormente de cuchara o de una buena mojada de pan, es absorbido por la carne y queda así aún más jugoso el plato en sí.
A los postres llegas bien satisfecho pero hay sitio para más y le toca el turno al dulce. De primero y como lazo entre lo salado y el dulzor del último, nos sacan algo novedoso para nosotros.
Cous-cous de pan caramelizado, chocolate blanco y lingote de cacao. Esto ha sido un puro vicio.
Fresco de ganas, dulce sí pero con unos toques amargos muy suaves. El caldo de chocolate está para bebérselo pero al ir cogiendo las partes sólidas con él, convierten el conjunto en un plato de recordar.
Nos ha comentado el cocinero posteriormente que tiene idea de ir cambiando mensualmente los menús pero creo que debería guardar este en la recámara para ofrecerlo en más ocasiones.
Para terminar con el apartado dulce, ha llegado una de las "estrellas" preferidas por el público en general, la torrija caramelizada con helado de arroz con leche.
Poco que decir de este postre, uno de los fijos de muchos restaurantes. En el caso de hoy la torrija está jugosa, esponjosa, dulce como no puede ser de otro modo y el helado es la pareja de baile perfecta pues aporta ese punto frío que necesita la mezcla. Bien, muy bien.
Con un cafecito bien preparado y unos pequeños detalles dulces, aparece Diego, un argentino afincado en Euskadi que lleva dos meses en este restaurante tras haber trabajado con Josean del Nerua, o tras su paso por Andra Mari, restaurante estrellado de esta misma localidad. Tiene ganas de saber nuestra opinión y no tiene prisa, contesta a las preguntas y se nota que disfruta con esto. Con la idea de cambiar el menú mensualmente, cosa que hace más apetecible la visita, sobre todo para los que somos amigos de probar y probar, nos lo pone más sencillo para visitarles alguna otra vez.
Para ver las fotos: http://gastiondo.blogspot.com.es/

A menos de diez minutos de mi casa y a trescientos metros de una rotonda por la que paso todas las semanas y si no es por Jon, ni me entero.

Sitio tranquilo, pese a estar cerca de una carretera general, nunca me hubiese imaginado, la paz, que se respira, tomamos un aperitivo en las mesas de fuera, había una pareja, con la típica copa de martíni , y pregunte, que era, pensé que algún combinado, pero era martín blanco, así que se me antojo y me pedí uno, se ve que solo tenían esas dos copas , pues me lo sacaron , en la típica copa de mosto , bueno de hecho , pedí dos mostos , para Ana y Uxue , y eran las mismas copas , bueno tampoco , pues una de ellas era distinta , la verdad me extrañe de la falta de continuidad en la vajilla .

Pasamos al local , la típica puerta doble de las casa antiguas , local muy coqueto , diseñado en plan rustico , acogedor , vajilla de presentación , a tono con el local , a mi no me gusta mucho ese estilo , pero luego el servicio fue en vajilla mas acorde con el estilo de cocina , cubertería de plata , tampoco soy un fan , pero todo estaba armonizado y era lo que requería el local .

En frente según entras tienes una pequeña cocina, donde los dos jóvenes chefs, laboran, mientras los puedes ver en la faena, me recuerda, salvando las distancias, a la cocina de casa Marcelo en Santiago.

El servicio correcto , pero un tanto distante , a mi me gusta mas el trato mas cercano , pero vamos fue correcto , tenían una mesa con dos personas y otra con una familia , los tiempos bien y el servicio de vino , también correcto , aunque no me gusta que me sirvan , y así se lo indique a la joven que nos atendió , estaban por esa labor.

Empezamos con el menú Petit Komite .

Empezamos con un tartar de salmón, con caldo de escabeche de pollo, para mí el que mas me sorprendió, estaba muy rico, buena elección.

A continuación brandada de bacalao, cebolla roja, kokotxa y crujiente de coca, correcto.

Parmentier, guiso de morcilla y cigala, la verdad me he vuelto un tikis mikis, con el punto de elaboración de los mariscos y pescados y me han acostumbrado a comerlos, más bien poco hechos, y en este caso, como en el Rape, que viene mas adelante, me parecieron mas bien hechos , el guiso de morcilla , me pareció muy suave , así que pregunte , y realmente es carne guisada con un toque de morcilla , por otra parte , consiguen la suavidad , que va bien con la cigala y el parmentier .

Arroz de lechazo con ali-oli, el tipico arroz cremoso, aunque con una variante distinta, lechazo, y la verdad es que con el ali-oli estaba muy rico.

Rape, escalibada, aceituna negra y toffe de ajo, lo dicho, me han mal acostumbrado, estaba bueno, pero un poco menos hecho, a mi me hubiese gustado mas, buena ración.

Solomillo lacado a la mostaza, hierbas y achicoria, como he dicho, donde este la vaca vieja, sin embargo el lacado de mostaza, le dio muy buen gusto a la carne, que aunque estaba un poco pasada en el exterior , en el interior tenia un punto muy bueno de textura y sabor , por cierto los dos platos principales , abundantes , con el estupendo pan , recién hecho , de caserío , ya estábamos mas que conformes .

Los postres me encantaron, Pistacho, tartufo de chocolate blanco y melocotón con saúco , del melocotón ni me acuerdo , pero la espuma de pistacho , con el chocolate blanco , estaban muy buenos , y ahora que lo pienso , no había melocotón por ningún lado , lo que si había era unas quenefas , de chocolate negro , también muy ricas.

Para rematar una torrija caramelizada con helado de arroz, muy, muy buenas, después de las del amigo martín, quizás de las que más me han gustado.

Uxue se comió un plato de pasta con carne por doce euros y la invitaron al helado, dos veces.

Para beber un riesling trocken, no lo había probado nunca, por variar , tenia su chispa , y por cambiar , me pareció bien , veinte euros la botella , un digestivo , con fifty pounds a diez euros , infusión 1,90 € , los menús a 63€ , , agua d e75cl , a tres euros , y lo mas escabroso , un martín en copita y dos mostos pequeños por 7,60€ , todo esto mas iva.

Sinceramente, me gusto la cocina de esta pareja de jóvenes promesas, no me sorprendió , me esperaba mas , pues local y encanto lo tienen , y pienso que con el tiempo , sorprenderán mas , pero por 198,55 € , que me salio la velada , puedo enumerar muchos , pero muchos sitios , con y sin estrella , donde me han dejado mas sorprendido y satisfecho , la verdad salimos un pelin decepcionados , dada la relación calidad-precio , aunque es un sitio muy recomendable de conocer , tienen otro menú ,mas asequible , y para una velada romántica , la verdad que el sitio acompaña .

Antiguo caserió del siglo XV, aunque totalmente restaurado conserva la estructura de piedra y madera de roble.
En él vivió José Iraragorri, una leyenda del Athletic que además marcó el primer gol de la selección estatal en 1934.
Actualmente su viuda y sus hijos conservan tanto el precioso hotel de 8 exclusivas habitaciones como el restaurante Petit Komite.
Ideal para una cena romántica, tan solo dispone de 8 mesas, la decoración se base en fotografías antiguas más que nada de la historia del jugador, vigas blancas de roble.
La cocina está a la vista y ves como trabajan los dos jovencísimos cocineros, Alain y Manu que han pasado por excelentes restaurantes entre ellos el Mugaritz y el Celler.
Buena disposición de las mesas, buena mantelería, cubertería y vajilla. Las copas de buen tamaño.
La carta de vinos bastante completa con referencias de todo tipo de vinos. El local estaba lleno, menos mal que hemos reservado.
Trabajan principalmente con 2 menús, el denominado Petit y el Komite, ellos mismos recomiendan para la cena el Petit y comprobamos posteriormente que es más que suficiente.
Te ofrecen varios tipos de pan, muy ricos todos ellos y sin coste adicional, cosa de agradecer.
Para beber nos hemos decantado por un Riesling Trocken, me ha encantado este vino, aunque en nariz no lo parecía, en boca se nota mucho la fruta, un postgusto muy agradable, muy fresco.
Comenzamos el menú con Brandada de bakalao, cebolla roja, kokotxa y crujiente de coca: la verdad es que estaba riquísimo, la kokotxa exquisita, el bakalao con mucho sabor, unos pimientos rojos y puré de patata. Soy patatero al cien por cien, uno de los mejores purés de patata que he probado nunca.
Pasamos al parmentier de guiso de morcilla y cigala, otro plato sorprendente, con mucho sabor pero suave, la cigala estaba de muerte, le he pedido, nunca se sabe, si me podía poner un par de kilos para mañana. Jajajaja. No ha caido en la trampa.
De pescado, un rape, escalibada, aceituna regra y toffe de ajo: el rape en su punto ideal, una ración muy generosa, en su punto exacto, jugoso, el resto acompañaba muy bien al pescado sin tapar para nada su sabor.
De carne, solomillo lacado a la mostaza, hierbas y achicoria: tal y como lo hemos pedido, al punto. Yo hubiese preferido un buen entrecot pero reconozco que estaba rico, muy tierno.
De postre, pistacho, tartujo de chocolate blanco y melocotón con sauco, una combinación maravillosa de sabores, refrescante a más no poder, me ha encantado.
Han tenido el detalle de invitarnos a un segundo postre, la torrija caramelizada con helado de arroz con leche, que lo incluyen en el menú más completo. Para los golosones como yo, co-jonuda, y al mezclarlo con el helado una mezcla acertadísima.
A la terraza, al cafecito y a echar un poco de humo, ya estuvimos en primavera y la verdad es que apetece, preciosa, romántica cien por cien. Allí nos hemos tomado también una copa de moscatel, otra invitación de la casa. No estoy seguro del moscatel que era pero una fotocopia del Ochoa, sin serlo. Muy rico.
Una muy buena opción a diez minutos de Bilbao para alojarse y poder disfrutar de su exquisita comida.
Tienen mucho tiempo sus jóvenes cocineros para hacerse un hueco importante dentro de la cocina vasca. Suerte.

  • Torrija

    Torrija

  • Pistacho

    Pistacho

  • Rape

    Rape

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