Cal Pep está en la Vilella Baixa, esto obliga a una visita al bonito pueblo y por otro lado garantiza cierta tranquilidad respecto a otros pueblos más visitados en el Priorat. Tienen un menú cerrado por 22 euros que incluye todo, aunque, evidentemente el vino de la casa no es para volverse loco pero se puede beber. El local resulta algo anticuado y su decoración no es muy motivadora, pero su comida honesta y casera así como el trato recibido por su personal hace que al final guardes un buen recuerdo y lo tengas como una opción cuando se trata de "comer bien" sin esperar grandes cosas.
Canelones de espincacas y conejo a la cazuela con berenjenas y crema catalana, muy rica por cierto fue mi menú sin estridencias pero alimenticio y que se toma felizmente si vienes de la masificación y con miedo a lo desconocido. A destacar el trato familiar de su personal que va más allá de lo habitual y se agradece, detalles por todas partes. Una buen opción si se tiene claro a lo que se va.

Se trata de un restaurante sencillo, de comida casera catalana.
Hay un menu de 20 euros, pero nosotros elegimos un único plato porque vimos que las raciones eran muy generosas. Pedimos: codillo al horno y fricandó con boletus, muy buenos los dos platos. El vino recomendado por el camarero, fue Fra Fort, muy bien relación calidad-precio (como el restaurante en general) De postre "pastís de L´Ártur" (bizcocho mojado con licor, crema pastelera y avellanas) muy bueno, acompañado de vi ranci de la comarca.
El servicio muy atento y agradable. El precio: 46 euros por pareja.
Lo recomendamos si buscais comer bien sin excesivas pretensiones.