Restaurante Deluz en Santander
Restaurante Deluz
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
43 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.8
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
8.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.3
Opiniones de Deluz
OPINIONES
10

Bueno, hemos estado ayer comiendo en este establecimiento cuatro comensales. Dos adultos y dos menores.

A la llegada, ese jardin llama la atención sobretodo en un buen dia para comer en la calle. Llegamos y nos indican nuestra mesa. Mesa redonda, amplia, con unas sillas comodas, cuberterí y copas bien. No hay manteles, pero a mi no es una cosa que me quite el sueño.

Ojeamos la carta y nos decantamos para compartir lo siguiente:

- Ración y media de rabas. Se pidió otra media pués estaban buenas y a las menores les encantaron.

- Croquetas. Ni malas ni buenas, normales.

- Pulpo. Tienen ensalada de pulpo, pero las menores lo comen solo con aceite y pimentón. Así lo pedimos y bueno... nos ahorraremos el comentario.

Medallones de foie a la plancha. Los compartimos Mila y un servidor. El foie estaba bueno (nada que ver con Las Piscinas) y el plato en si, sin misterio.

De segundo ambos nos decantamos por San Martín. Ambos sin sal, pero ambos llegaron con sal. A mí me toco l parte buena, el de Mila estaba crudo y estaba malo. Nadie nos preguntó cual era el motivo de no comerlo. Vamos, que llevaba en la cámara ni se sabe.

De postre, dos tartas de queso. Salvaron un poco la comida, todo hay que decirlo.

Dos cafes dieron por finiquitada la comida.

Bebimos un champagne cuyo nombre ni recuerdo. 40€ la botella. Ni fu ni fa, teniamos que haber pedido Veuve Cliqcuot (al mismo precio). Las menores, un kas de limón y dos bitterkas.

En definitiva... que si volvemos, tardaremos en volver. Total, 215€

Nueva jornada de miércoles gastronómicos, en esta ocasión tres comensales nos acercamos a este restaurante, previa reserva, para dar cuenta del menú degustación, que ha consistido de:

Foie a la plancha con huevo frito ecológico de Anero y rostí de patata crujiente. Ha gustado, entre otros motivos, porque con huevo, frito, patata y foie, difícil suele ser, que salvo se tenga problemas con algún de los componentes, que el plato esta malo.

Tarta fina de hojaldre al horno con boletus, queso fundido Divirin (medalla de plata world cheese) y cebolla confitada de cebolla. El queso por encima y el hojaldre con poco cuerpo, pero en conjunto bien.

Raviolis de pasta fresca rellenos de boletus y chantarelas con jamón ibérico y crema de queso de oveja de Fariza: la presentación del ravioli floja, el resto bien.

Rape en taquitos al wok con patatita crujiente, un pochado de cebolla roja de Bedoya, con pimento verde y un toque fino de jerez del maestro Sierra. La textura de la “carne del pescado” algo pasada de punto, comiendo todo el conjunto con una cuchara (que pedimos a propósito) mejoraba de forma clara.

Solomillo en taquitos al wok con aros de cebolla crujientes y salsita para untar. Para mí el mejor plato, aunque los aros, crujientes, crujientes, poco.

Degustación de tres postres, presentados a la vez:

Canutillos crujientes al horno rellenos de crema pastelera con mandarina. Buenos, quizás el mejor de los tres.

Cheesecake versión New York, mítica tarta de queso y que además lleva chocolate blanco. Logrado con buena combinación

Fondant de chocolate con frambuesa de Joel Robuchon, tarta- mouse fría de chocolate negro rellenada de frambuesas y se sirve con una salsa de chocolate caliente negro. No estaba según lo esperado.

El menú descrito tiene un precio de 40 euros más el IVA.

De beber hemos tomado (hoy no era día de aventura ni de cantidades, con los vinos), Pruno 2010, con copas Shott.

Cerró la comida tras unos cafés, unos GT en la terraza al aire libre, donde mis dos compañeros, han dado rienda suelta al fumar.

Comentarios:

Hacia tiempo que no acudíamos a este restaurante, siempre es un regalo para los sentidos su acceso. Recepción perfecta tomado un vino y dos cervezas previamente en la biblioteca.

Acomodados en una mesa circular, amplia con vistas al bonito jardín. Silla cómodas, pero no me acabo de acostumbra a comer sin mantel. Copas del agua discretas, cubertería de muy buen nivel.

En cuanto al vino, me pareció retroceder un tiempo, a aquellos que se preguntaba ¿que tomaran los señores, blanco o tinto? No se enseñó la carta de vinos como iniciativa propia y tampoco la solicitamos. Dialogando pedimos el vino, tras solicitar un vino mas bien sencillo de beber y salió este nombre de boca de la responsable de la sala.

Buen ritmo de platos, pero al solicitar en el segundo plato(se dejo en la mesa sin “cantar”), que o nos los recitaba o nos dejaba una nota con los nombres y componentes, la solución que nos dio la responsable de la sala fue, el dejarnos una carta a mano y ciertamente nos solucionó el problema.

A mitad de los postres, se nos ha preguntado si tomaríamos café , a pesar de no ser muy tarde y estar el comedor con bastantes comensales. Sin embargo se tomaron los GT en la terraza sin ningún problema. Hay cosas que yo al menos no entiendo.

En conjunto, un buen entorno interior y excelente exterior, con una cocina con buena voluntad y que consigue algún plato con nivel, el servicio del vino como en ocasiones anteriores, precisa mejorar y algún detallito del servicio de sala también a mejorar.

Si no se conoce el lugar puede merecer una visita.

El precio es solo el menu sin vino y sin IVA

LLamo para reservar mesa en el jardín, me dicen que probablemente no se pueda porque hay un buffet que no lo podrán confirmar hasta la llegada.
Nos reciben y nos confirman que no es posible comer fuera.
-¿Fumadores verdad?
-No.
-Vaya pues ya no nos queda sitio más que en no fumadores.¿Quieren tomar un aperitivo en la biblioteca?
-Casi que nos vamos ya a la mesa porque a este paso comemos en la cocina.
Nos sentamos,traen las cartas,1 minuto más tarde viene una persona a tomar la comanda,no estaba decidido,pasa otro minuto y viene otra persona distinta,pedimos las bebidas pero aún sin decidir los platos,2 minutos mas tarde viene de nuevo y ya elegimos los platos casi al azar.Nos dicen que no les queda la carne elegida.
Los entrantes mediocres,el mero y la merluza excelentes,los postres bien.3 panes a elegir.
Carta de vinos corta pero con buenos precios.
Cubiertos de plata,sin mantel,es molesto el ruido de los platos cuando los dejan en la mesa de mármol y la verdad es que el camarero se esmeraba en evitar lo inevitable.
Nadie nos despidió.
50 euros por persona sin vino se me hizo un poco elevado.El menú tenía 2 platos y postre por 20 euros aunque nos explicaron que las raciones eran pequeñas,quizás esta hubiera sido mejor opción.

Se visita a este restaurante de nuevo 4 comensales, tras leer en la prensa regional la promoción de sus menús, con la originalidad de incluir dos copas por comensal al final de la cena, con vino incluido en la misma y todo por 30 € por comensal.

El entorno exterior, magnífico con un acceso a la casa a través del jardín, al que no se puede poner ninguna pega.

Recepción defectuosa, pues hubo que aclarar nombre y reserva a dos personas distintas y con 3 o 4 minutos de intervalo, por tanto descoordinación.

Ubicación a las 21,30 horas y por tanto de las primeras mesas de la noche, tal como pude comprobar a posteriori, en una sala de fumadores sin preguntar previamente, quizás todo ello motivado por la presencia de distintos grupos.

Sigo siendo reticente a cenar sin mantel o al menos un camino de mesa, salvo en ocasiones contadas o en una terraza al aire libre, como he comido en este restaurante en otras ocasiones .

El menú bien confeccionado, compensado y logrado en cuanto a sabores, comprende varios platos: como ensalada de espinacas, croquetas de jamón ibérico, rollitos vegetales con salsa de soja, etc.. Unos a compartir y otros en pequeña raciones. De plato principal existían tres posibilidades: magret de pato, carré de cordero y tacos de carne de ternera ecológica, todos ellos muy logrados con una guarnición de verduras aun mejor. . Noté la falta de la posibilidad de poder optar por un plato de pescado.

Buenos postres a decidir entre la carta.

Qué pena el vino dentro del menú, sólo existía la posibilidad en tinto, o al menos no dieron otra opción, de CVNE crianza 2005.

El servicio acelerado en los primeros platos y tardon en los postres.

Tomamos Gin Tonic de copa sin límite de Ginebra, pero con pocas opciones de las “nuevas” en el mercado.

Visita de responsable local a la mesa, en dos ocasiones durante la cena siendo sus comentarios agradables y atentos, sin interrumpir el desarrollo de la misma.

Despedida del local inexistente.

Mi sensación, es que este tipo de menús llena el local , pero hace bajar los detalles que dan nivel al servicio y por tanto a un restaurante.

Estuvimos el sabado 22 de Noviembre, el ambiente muy agradable, habia una boda, pero no notamos que tal circunstancia alterase la calma del comedor o el servicio, croquetas de jamon y picon impresionantes, pero sobre todo un entrecot de buey, que considero el mejor que he probado hasta ahora, hecho a la perfeccion, postres muy atinados y servicio diligente sin ser cargante. En suma un sitio excepcional. Muy buena relacion calidad precio.

He ido media docena de veces en los últimos 2 años y me gusta.Es un sitio que no te deja indiferente.Fabuloso el edificio,el jardín y el enclave.No es un restaurante al uso.Se ha de cruzar el jardín y llamar a la puerta(siempre que he ido ha estado cerrada).Te reciben cordialmente y te ofrecen la posibiliadad de tomar un aperitivo en la biblioteca antes de comer (muy buenas las croquetas de jamón).La decoración es ecléctica y arriesgada en su concepción,contrastan las sillas,mesas y algunos otros elementos de diseño vanguardista(mas ó menos acertados) con la sobriedad y el clasicismo de otros como la biblioteca en madera,paredes,alfombras y lámparas o la fastuosa cubertería de plata.Es dinámico porque ofrece periódicamente jornadas de cocina internacional(Thai,hindú,etc) a un precio ajustado(30€+bebida+iva)sin dejar de lado la cocina de mercado con productos de calidad y elaboraciones sencillas.Muy bueno el foie,tanto fresco como en terrina,los langostinos empanados al pan de romesco y los rollitos de pato.Asados de carne correctos y pescado del día fuera de carta(San Martín autóctono).¿Postres?Bueno el coulant de chocolate.Ofrece medias raciones en algunos entrantes(ideal para compartir).Carta de vinos novedosa y divertida,sin clasificaciones por D.O.(bodegas con hotel,vinos de artistas,enólogas,vinos de pago,etc)pero facilmente reconocible con alguna gran referencia(Vega Sicilia)a precios de tienda.(Tomé Malleolus 2005 35€)Escasa representación extranjera y de espumosos.Merece la pena conocerlo.Lo recomiendo,es distinto.Eso si,intentar evitar BBC.

Quieren hacer algo que la gente de santander no esta acostumbrada y aunque esta bien la idea ,a la hora de la verdad falta personal para aplicarla .
Aunque cuenta con buenos profesionales como david .
El sitio es lo mejor de Santander ,aunque la decoracion desentona con la casa y la madera .
la hora de cenar o comer es como en la cenas de clase raciones de picoteo y algun plato pero a precio de Bully.
Ademas de que corren rumores de que es comida ya preparada y con golpe de rational walala.

Este restaurante es una joya. Un secreto situado efectivamente detrás de la playa del Sardinero. Fuimos dando un paseo y nos encontramos con una casa estilo inglés rodeada de un jardín con un cesped en plan green. Nos invitaron a tomar algo en una biblioteca con chimenea, llena de libros de lo más chic. Nos asomamos y la terraza, era un remanso de paz. Finalmente nos decidimos (aunque el día amenzaba lluvia) y nos ofrecieron una mesa debajo de un árbol (un magnolio japonés, lo preguntamos), en pleno jardín. Mi marido y yo compartimos un Foie micuit "casero" con un pan de avellanas, más que correcto y un rösti de patata con huevo escalfado, bechamel y trufa, simplemente sensacional. Yo pedí carpaccio con foie con vinagrta de frutos secos y mi marido se tomó un solomillo a la broche, que aunque ponía para dos personas, él pudo terminar sin problemas. Como capricho pedimos una Veuve Clicquot Millesime Rose, que combinó genial con todo. El servicio, muy atento,la Maitre encantadora, los cubiertos de plata, tipo retro, y el café exquisito. Nos fuimos tranquilamente paseando hasta el Hotel Real, y fue una de esas comidas memorables. Volveremos.

Restaurante ubicado en un chalet de la zona del Sardinero de la capital cántabra, amplios salones, con posibilidad de comer en la zona de la terraza, con agradables jardines.

Como escribe un predecesor en los comentarios, una carta de vinos extraña, difícil de analizar sin seguir un orden de lo más básico. Copas de vino discretas.

Cubertería y mesas perfectas.

Servicio amable, cocina imaginativa sin echar en falta pescados del cantábrico en preparaciones de las más básicas.

Un bueno relación calidad precio, buen servicio, buena cocina, servicio de vino a falta de mejorar y excelente entorno.

En conjunto experiencia muy agradable.

Recientemente visité un nuevo restaurante de Santander del cual tenía buenas referencias, el Restaurante Deluz. Localizado en un entorno incomparable, cercano a la playa del Sardinero y el Casino de Santander, en una mansión reformada, la primera impresión resultó francamente buena.
Decoración mezcla de elementos vanguardistas con el fondo tradicional del edificio, algo artificial.
Un tremendo error es el hecho de organizar bodas, escuchar los continuos ruidos del piso de arriba es intolerable.
La comida mezcla de internacional y de mercado me resultó aceptable, con correcta presentación, cantidad y calidad del producto; sin embargo probablemente yo esperaba algo más.
La carta de vinos bastante completa pero con una organización tan desastrosa que llega a la enervación del comensal. Los vinos aparecen distribuidos en categorías de "Vanguardistas", "Viajeros"... mezclando blancos con tintos y denominaciones de origen. Esta distribución supongo que a alguien le resultó "chic", para mí, caótica.
El precio del cubierto unos 50€.
En resumen pese a que la impresión general fue buena, salí algo decepcionado. Tal vez, como el vino, mejore con el tiempo.

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