Hacía tiempo que no cenaba en Vins i més, uno de mis fijos en Gandia.
Viernes noche y el local lleno. Creo que éramos la única pareja, las demás mesas eran grupos pero en ningún momento alzaron demasiado la voz (cosa rara).
Elegimos tapas para compartir, pero antes de servírnoslas nos obsequió con un plato con embutido de Ontinyent, muy rico. Me sorprendió la sobrasada con naranja, fina y elegante.
De lo que pedimos los buñuelos de bacalao con miel i all-i-oli fueron lo mejor con diferencia. ¡Increíbles! También me encantó un tartar de atún, acompañado con una salsa de albahaca (creo) y un ligero guacamole. El resto de platos, incluido un principal (presa ibérica) correctos pero sin entusiasmar. El chupa chups de codorniz me defraudó un poco, esperaba algo más. Ahora ya no lo sirve con salsa de soja, sino con patatas...
Para beber nos sirvió un par de blancos: primero un Godello interesante (no recuerdo el nombre) y posteriormente un blanco catalán de uva chenin muy curioso. Al principio me recordó a la ginebra francesa Saffron tanto por el color anaranjado como por el aroma a azafrán, pero después olía y sabía a sésamo... Algo curioso.
De postre una torrija con helado de leche merangada. Casera y buena, pero mucho mejor la que probé recientemente en Arrop. Nos sirvió un par de copas de Pedro Ximénez. Caramelo líquido.
En definitiva, un sitio que vale la pena visitar de vez en cuando.