Estabamos trasteando por Santiago y un amigo nos comentó que había leído algo acerca de este restaurante donde se servían buenas tapas, y decidimos prbarlo.
Este restauratne está levantado en el interior de un pazo del año 1800 con lo que ofrece un marco incomparable para comidas o cenas, aunque se encuentra situado algo alejado del centro, y en una zona, por suerte, poco turística.
Se trata de un restaurante gallego, pero con cocina moderna.
Como la comida del mediodía había sido bastante potente (en el Garum)sólo pedimos cuatro tapas:
Vieiras con verduras a la plancha; Muy, muy buenas.
Golosinas de queso de tetilla con nueces envueltas en hojas de brick; Abundante y excepcionalmente ricas.
Croquetas de setas; Al igual que en la tapa anterior, muy abundantes y muy buenas.
Gambas envueltas en hoajs de brick; Muy buenas y en su punto correcto de cocción.
Todo lo bien que lo pasamos comiendo, lo pasamos peor bebiendo, sobre todo por el servicio del vino que si bien lo hubo fue algo penoso, ya que la camarera que nos lo sirvió manchó media mesa, llenándola de gotas, y el vino que elegimos no fue el más acertado.
No obstante, el año que viene volveremos a ir ya que la cocina nos sorprendió a todos mucho, y muy gratemente. Es un restaurante plenamente recomendable.
Aunque no soy de la zona me atreví a probar este reciente restaurante después de leer distintos comentarios.Cabe destacar un patio rústico como recepción y una decoración mixta entre moderno y rústico muy acertada.Nos decidimos por el menu degustación a un precio ajustado de 28€ pax.Pero ya fue un inicio del presagio que nos acontecía al ver como la camarera no sabía qué vino de la zona recomendar,sino que al servirlo fue manchando plato por plato de cada comensal con el inexistente servicio del vino.A partir de aquí algunos de los platos correctos, pero otros frios o realizados con desgana, no hubo nada que me llamara la atención.Para el servicio de los postres esperamos 35 min. de reloj y quejándonos a la camarera nos dijo que solo eran dos y no podían hacer más.Cuando salí al servicio observé que sólo había cuatro mesas y casi todo el restaurante vacío. Desde luego no recomiendo a nadie este sitio.
Es uno de mis favoritos en Santiago, en parte porque puedo ir andando y por la RCP. En una preciosa casa-hospedaje, bonito patio de piedra donde se puede comer (esta visita del 12/10/07 donde comimos en el patio) Nos decantamos por las croquetas caseras y las vieiras con verduras a la plancha -deliciosas, lástima que no estén siempre en la carta- De segundo alguno de los clásicos del restaurantes: brocheta de vieiras y salmón sobre arroz melos (impresionante y muy recomendable) jugoso y bien los puntos de cocción, y carrillera con manzanas al vino y puré de castañas y de patata. Bien la textura de la carne y la cremosidad del puré sin llegar a hacerse pesado, aunque demasiado abundante el acompañamiento de puré. Para beber escogimos un Guitián sobre lías. Como postre tomamos crema de mascarpone con puré de mango, que es una de las maravillas que presenta. Con el postre sirven una copa de moscatel. Restaurante muy recomendable.
Situado fuera del casco historico.Precioso comedor pricipal con 6 mesas ,además de algún reservado.La nueva propitaria apenas lleva 3 meses al frente,pero me parece que si sigue en esta linea sera una de las referencias de la ciudad.Existe un menú degustación ,que no pude tomar al ir con niños y ser para mesas completas,que a priori parece ser la mejor opción por RCP (25,5 Euros).De los platos que tomamos destacaría el bacalao confitado:delicioso,en general todos los platos tenían una buena calidad tanto de genero como de ejecución -lo peor unas pequeñas gambas en tempura-,los postres también excelentes.Buena carta de vinos,con un precio contenido (tome Guitian sobre lías 2004, 15 Euros),copas Spigelau,bien de Tª y presentación.Servicio de sala joven y sólo femenino,diligente.Precio sobre 25-30 Euros+vino.Existe posibilidad de alojamiento,en un pequeño hotel adyacente