Restaurante Ca Pepico en Meliana
Restaurante Ca Pepico
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
22,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Martes noche y Domingos. Vacaciones: 15 agosto a 15 de septiembre. Se admiten reservas.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
39 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.1
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.6
RCP CALIDAD-PRECIO
8.6
restaurante ca pepico valencia
Restaurante Ca Pepico
Arroz seco de sepia, alcachofas y galeras
Gamba rallada a la plancha
Croquetas de bacalao
Ensalada de Foie y setas confitadas
Figatell con Patatas, Ajos Tiernos y Morcilla
Arroz Seco de Cigalas y Alcachofa
Verduras de la Huerta a la Plancha
Arroz con "fesols i naps"
Patitas de sepia con cebolla
Tomate natural trinchado con ventresca de atún
Milhojas
Patitas de Sepia con Cebolla
Esgarraet
Calamar con habitas y ajos tiernos.
Avellanets
Vinos
Tarta de café
Cena en Casa Pepico con Toni Sarrión y Pablo Calatayud
Opiniones de Ca Pepico
OPINIONES
124

El producte i les elaboracions molt cuidats. Exactament com et sents des de que creues la porta del carrer.
No sé si és el millor menjar, però sí que és on millor pots anar a menjar.
Pep, Ana i la resta de treballadors et fan sentir com a casa.

Una buena experiencia gastronómica y sobre todo enológica que agradezco a Josep. El restaurante invita al disfrute. El servicio amable, fácil y sencillo , acompaña... y diría también que profesional. Tienen experiencia en manejar los vinos y la comida  ( me impresionó como servía un camarero con  los platos de los dos arroces ). Lo de los vinos es un capítulo aparte. Cualquier aficionado puede disfrutar y mucho y si cedes y te dejas mandar...divertirte como en ningún sitio,. Grandes referencias, servidas con conocimiento y con sus historia correspondiente. Todo parece ir rápido , se sirve el vino de forma vertiginosa. No te da tiempo a marcar tu pauta, te la marcan y claro con lo que puedes tomar allí , lo mejor es relajarse y que empiece el espectáculo. La comida ,en especial los arroces , alcanzan un nivel correcto , aunque quizás esperaba algo más. Un buena experiencia, éramos muchos , nos costó encontrarlo, pero lo pasamos muy bien y lo disfrutamos, Ese día, es lo que tocaba

Para mi Ca Pepico es un restaurante muy especial, lo tengo cerca y voy siempre que puedo pero hacía tiempo que no lo valoraba y creo que ya toca.

Con pequeños detalles el restaurante ha ido creciendo en su aspecto general, cada vez más cálido, cada vez más equilibrio entre su aire de casa de pueblo y un toque de modernidad muy adecuado. Buena separación de mesas, magníficas copas, cubertería y vajilla.

Al frente de todo ello te recibe Pepe y su equipo de profesionales, siempre te sientes cómodo y con la comida no hay sorpresas, siempre todo en su punto, calidad y los sabores esperados.

En el apartado de vinos es una referencia, a mi entender a nivel nacional, su carta larga y llena de vinos interesantes, tanto nacionales como internacionales asegura disfrute y en muchos casos aprendizaje. El último día Cható Paquita, una delicia Balear que se bebe con gran placer.

Para cenar, el siempre grato aperitivo de la casa, una pequeña tosta con crema de setas. A veces apetece lo sencillo y sus patatas bravas son deliciosas, más aún con el buen pan que las acompaña. A continuación croquetas de bacalao, como siempre perfectas, personalmente las que más me gustan, jugosas por dentro y con una capa exterior magnífica. Excelente sabor. También una de "puchero", croqueta que condensa ella sola los sabores de un típico "puchero" valenciano.

A continuación "palayetes" fritas, un magnífico pescado con una ligera capa de rebozado en harina que resultan deliciosas, frescas y crujientes. También bacalao frito rebozado ligeramente acompañado por su magnífico "tomata, pimentó amb toyina", lo cual significa que el pan también se termina.

De postre muy buena tarta Tatin acompañada de copa de Casta Diva cosecha miel, siempre muy bueno. Para los cafés y la conversación copa de LBV de Nieeport de buen nivel detalle de la casa. 

Buen café y como siempre magnífica atención de Pepe y todo su equipo.

Como final de año, el grupo de Kataklub deja sus hogares y sus catas ciegas mensuales y se va a un disfrute a botella vista (¿o no?) a un buen restaurante con el dinero sobrante de todas las catas (para nosotros katas) del año. Esta vez se ha decidido por mayoría, y dada la buena experiencia anterior, volver a Pepico con un presupuesto de gasto concreto a repartir entre Baco y Pantagruel al libre albedrio.

Cita a hora temprana para nuestros hábitos (antes de las 15 h) y tras algún despiste y problemas de aparcamiento (el comedor estaba abarrotado de mesas largas) llegamos poco a poco al local. Zona del comedor reservada (la que más nos gusta, sobre todo a medio día en invierno) con "nuestra" querida mesa del "corralet" para los 8 bien preparada. Ilusión difícil de contener. Este año no aportamos ningún vino por fuera. Vemos la cantidad de gente que hay y tememos que el jefe no pueda dedicarnos mucho de su tiempo y conocimiento: expectación. Nos sentamos tal y como vamos llegando. Hoy no hay ni papel ni bolis, ni hay que traer las copas. Solo venimos a disfrutar en el día más corto del año: todo más intenso.

Sobre la mesa algo sólido porque los vinos ya empiezan. Hay papas, cacaos, ali-oli, buen pan, tomate, agua (Vichy), aceite (Envero)... Nos llega la primera copa: un gran fino de Xerez Antonio De la Riva, oxidado, perfecto de temperatura y para el aperitivo.

Enseguida nos traen sobre unas tostaditas de pasas, un paté de níscalos trufafo como detalle de bienvenida. Y si hay bienvenida, hay champagne: Bérêche et Fils brut réserve tan elegante, con su color como el oro, fina burbuja ... Esto apunta bien alto.

Ya se coge ritmo, vienen croquetas de bacalao, casi una tarjeta (aunque hay más) de presentación de la casa. Otro vino, que hoy hay maraton: Viña Tondonia Gran Reserva Rosado 2008. Tan escaso como especial (y algunos hemos tenido al suerte de probarlo dos veces este año: aquí y en Camarena hace 2 semanas), con un punto de barniz y un color de piel de cebolla que enamora.

Vamos creciendo en intensidad: 3 x Fuentes de navajas: gran tamaño, gran carnosidad, perfecta (leve) cocción; no necesitaron de limón pero sí de vino: manzanilla Maruja que alguno ya habíamos probado haciendo tiempo para que llegaran los tardones. Nos entra otro vino que no sabemos si guardarlo para el siguiente plato, pero aprovechamos que hay extra de navajas y que Pepico nos hace jugar a las adivinanzas en los vinos y rematamos los moluscos con Venus de Cartoixà del que acertamos que era blanco (a estas alturas ya no hay nada seguro), y que era de Sara Pérez (este acierto sí que nos enorgullece).

Viene la reina: la gamba rallada, un par por persona, tamaño medio, perfecta de plancha, algún exceso de sal. Marisco fresco de primer nivel. Viene otro vino y estamos aún con Doña Sara (¿vamos lentos bebiendo vino? A mi no me lo parece, pero ¡horror! perdemos ritmo). Nuevo vino: Clos du Bourg sec 2017, nos retan a adivinar la uva y ¡error!, es una chenin blanc del Loira.

Seguimos en el mediterráneo y ahora son cigalas fritas con ajitos tiernos; de nuevo el producto de primera calidad, perfecto punto de cocina. Aún me queda del francés pero viene otra copa andaluza: Tio Pepe en Rama 2017 Edición Limitada. Aquí ya decido que cada plato y que cada vino circulen en paralelo y cuando se encuentren bien y cuando no, también.

Plato emblema de la casa: sepia encebollada. Esta vez la sepia había quedado más negra de lo habitual, aunque no por ello dejó de mojarse pan en el caldito del fondo. Pero ¡oh, sorpresa! nos viene un tinto Chánselus Castes Tintas 2015, un Ribeiro multivarietal, de uvas poco acostumbradas a nuestro gusto y eso, a pesar de mi empeño en las catas ciegas de poner uvas españolas desconocidas. No todos lo acogieron bien.

Seguimos en el mar: almejas en una ligera cocción con aceite y cebolla. ¡Zasca! otro tinto a adivinar y no acertamos más que a encontrar la copa, luego nos enteramos que era un Simeta 2017, que hemos probado en varias ocasiones. Ya te das cuenta que no estas en condiciones de adivinanzas pero al menos he conseguido que plato y copa vuelvan a ir en conjunto.

Plato principal: paella de raya, gambas, cigalas, alcachofas y algunas cosas más en los tropezones; todo perfecto tanto el fondo como la cocción del arroz y desde luego los productos marinos. Ojo que vuelven los espumosos en forma de champagne: Ulysse Collin Les Maillons, un excelente blanc de noir, que permitió degustarse poco a poco porque la ración de arroz fue generosa; ¿o es que nos habiamos quedado ya sin hambre?.

Un día fuerte en vinos parece que requiere de unos buenos quesos finales, y así fué. Los quesos fueron Touza Vella madurado un gallego de leche cruda de cabra; Mazimun, un pacense de leche cruda de oveja; Castro Castillo 7 Lobas de leche cruda mezcla de cabra oveja y vaca; otro pacense, De Afinador, de leche cruda de vaca; Savel un lucense queso azul de leche cruda de vaca. Mucha fuerza y mucho queso que se complementaron con Amontillado Tradición VORS 30 años que aguantó bien el envite.

Faltaba el dulce y se trataba de un Milhojas de crema pastelera y un biscuit sefardí con helado y que para no ser menos, quisieron un vino de compañía que esta vez sí acertamos que era un Oporto, pero un gran vino do Porto: Quinta do Noval Colheita 2000.

Los cafés, aunque parezca mentira, vinieron solos, sin vinos. Pero sí vinieron con la compañía de Pepico, un maestro en hacernos disfrutar y sentirnos como en una kata de las que hacemos en nuestra casa. Digno final a Kataklub 2018. Ya hay que pensar en Kataklub 2019.

Para fotos y más datos: http://katablok.blogspot.com/2018/12/solstici-dhivern-ca-pepico.html

Hemos acudido en varias ocasiones al templo de Pep estos últimos años. La última fue el primer martes de agosto.

Comida para dos, excelente puesta en escena: en la mantelería de tela nos encontramos sal, aceite, allioli, tomate, papas y pan para abrir boca. Pedimos como entrantes unas croquetas de puchero y de bacalao y cigalas salteadas con ajetes. Muy buena ejecución, a destacar las croquetas de bacalao, de otra dimensión, posiblemente desconocida.

El plato principal fue una fideuà de verduras, exquisita, perfectamente elaborada, tal y como nos tienen acostumbrados. En su justo punto la cocción de la pasta, no demasiado aceite, las verduras ligeramente al dente. Una maravilla.

De postre, un semifrío de chocolate blanco, bueno. Dos infusiones cerraron la comida.

El vino es un tema importante en este restaurante, afortunadamente. Carta amplia, variada, rica y muy interesante. Pep nos puso una selección por copas a su criterio, que nos encantó. Hubo manzanillas de las Soleras del Almacenista (Macharnudo y Aniña), fino Inocente, vinos naturales (Domaine Danjou-Banessy y otro francés más), el rosado Les Prunes de Celler del Roure, un moscatel y un oporto, estos dos últimos acompañando a los postres.

Venir a esta casa es disfrutar, como muchos asiduos sabemos.

Y por muchos años...

El precio no incluye los vinos.

Un local ya muy conocido y muy descrito, pero que tiene un punto especial que es el "savoir faire" de Pepe. Con esa mentalidad acudimos 8 comensales dispuestos a disfrutar de comida y vinos siguiendo (dejando total libertad) las recomendaciones de Pepe sabiendo que no va a "colocar" vinos por su precio, sino porque merezcan la pena conocer. Al final todos alabamos lo complejo de los vinos presentados y su buena relación calidad/precio.

Sobre la mesa en la llegada unas buenas papas caseras, aceite Envero y cesta de un buen pan. En las bebidas iniciales cervezas, agua Benasal y Vichy con gas. Carta de comida suficientemente amplia con especial presencia de entrantes, con cocina buscando el sabor y el buen producto local, con un emplatado correcto, raciones correctas; un arroz que varía cada día como recomendación, así como un suplemento de la carta con los platos del día (y sus precios!).

De entrada y por cortesía de la casa un buen salmorejo de chicharro con escabeche de sorell. Nosotros elegimos compartir:

. tellinas: de pequeño tamaño, sin arena, bien de plancha y carnosas.

. cigalas fritas con ajetes: en realidad y dado el tamaño fue una buena cigala con unos pocos ajetes: muy buena materia prima

. sepia encebollada: plato clásico del lugar. Una pena que la sepia estuviera pasada de fuego, con una perfecta cebolla para no parar de mojar pan en la salsa

. principal a elegir: variado entre los comensales a destacar el mero salvaje, paella de boletus y arroz en fesols i naps, del que uedo dar fé que estaba perfecto de sabor y bien de ingredientes (le hubiera puesto más pato) y por su puesto, excelente punto de cocción del arroz.

. figatell del Cabanyal con revuelto de patatas y morcilla: rematamos con un producto que, por recomendación, pasamos de entrante a "finalizante" con el fin de atemperar sabores. Muy recomendable.

. postres compartidos:  flan de cazalla x 2 que nos sorprendió por lo gustoso y elegante pese a su origen como licor, bizcocho sefardí con sorbete de naranja sanguínea, tarta negreta (muy buena) y tarta de mascarpone.

Mención especial para los vinos que tomamos, servidos con cambio de copas y rellenado constante si precisaba, siendo uno diferente por cada plato (por pequeño que fuera el plato), sin saber por donde iba el camino y buscando más que un maridaje,un buen disfrute del vino:

. Fino La Barajuela 2014: un fino elaborado de forma diferente, sin soleras, con el que está más en un vino blanco muy gastronómico

. Dönnhoff Tonschiefer Riesling 2014 Trocken: un rieslingi brutal en nariz y muy bueno en boca

. De sol a sol: un vino natural de uva airén  de cepas centenarias, con 14º: algo muy sorprendente

. La mujer caballo 2016 con nuevas etiquetas, de bodega fil.loxera que todo lo que hace lo hace bien. Esta añada de uva arco parece más ligera y bebible d einmediato.

. Cosmic 2016, de nuevo una bodega de limitadas producciones, de uvas autoctonas, Sumoll de vinyes velles, para abrir fronteras a mundos desconocidos.

. Gran Imperial: un generoso extra dulce de Alicante, un moscatel en su punto de dulzor y conservando algo de acidez. Un lujo.

La verdad es que no sé si comimos mejor o bebimos mejor. Lo que es difícil es disfrutarlo mejor, llevados de la experta mano de Pepe, fuimos por donde nos llevó. Y nos gustó.

Unos cafes finales mientras se había ido vaciando el comedor prácticamente lleno, y donde además nos pusieron en la zona aislada y con luz natural de ese semiprivado, que es un lujo. Nos resistiamos a levantarnos para que no se acabara el momento.

 

Encuentro Veremero que permite el cierre del local, distribuidos en mesas de diferentes tamaños y con dedicación exclusiva de Pepe consiguiendo que todo funcionara armónicamente y, como siempre, invitando a jugar con los vinos con una cata de un vino final a examen premiando al ganador. Genial.

Es la clásica cena de los encuentros, en un local que siempre tiene un punto de interés sobre todo en el tema de vinos. En este caso la gente de fuera optó en buena medida por encargar el vino que aportaba  a la cena, al propio Pepe. Ello redundó en mucha variedad y cosas interesantes que junto a las aportadas por el resto de los asistentes se tradujo en un frenesí de probar y catar de mesa en mesa, con la consiguiente paciencia de los camareros con el tema de copas, enfriadores y descontrol de comensales. Fenomenal el servicio en sala.

Para cenar y compartido al centro de la mesa:

. aperitivo de la casa: paté de berenjena. Cumple.

. pan (correoso a tope, la humedad de la noche lo mató) con tomate y all i oli más aceite Envero: cumplen

. tomate trinchado más ventresca de atún: buen tomate pero demasiado verde para disfrutarlo

. croqueta de bacalao: bien de sabor y textura.

. calamar salteado con ajos y habas: todo troceadito y muy al dente.

. fritura de pescado: buen destacable los salmonetes, sabrosos y perfecto de punto de fritura.

. entrecotte de vaca nacional a la plancha acompañado con  tomate, pimiento y tonyina y además revuelto de morcilla y patatas: ración ajustada y la carne un poco de más de fuego (la que nos tocó a nosotros) y es difícil conseguir un buen  punto para todos los comensales a la vez.

. semifrío de canela con chocolate: mejorable en presencia.

El tema de vinos complejo de describir: lo aportado en nuestra mesa: Rioja Bordón reserva 1981 que estaba bien de acidez, vivo, bien de nariz... una gozada de viejete. Los otros: Domaine Montbourges L´Etoile Savagnin muy intenso con mucha acidez y que puede esperar, también Saint Joseph Les Oliviers, Mâcon Cruzillé Les Chassagnes 2012, Rioja Alta 906 del 2004 con muchos aromas terciarios de cuadra, un menos complejo riesling Nigl, y unos buenos champagnes: extra brut Terre de Meunier, champagne Gatinois brut reserva.

También catamos: La bota de amontillado en magnum del Grupo Navazos (en realidad es una manzanilla pasada?), Saint Joseph, Chatêau Simone (buen rosado), Domaine Charvin Châteauneuf du Pape 2015 y otros muchos que ya no recuerdo ni el nombre...  y por supuesto algo de agua para hidratarse, de Benasal y algunos buenos cafés finales.

Sábado de lluvia y oscuridad en Valencia, nos disponemos a alegrarnos el día en Ca Pepico. Con muchas ganas de disfrutar de una buena experiencia gastronómica, guiada por las experiencias de todos los comentarios en Verema.

Llegamos y pedimos para abrir estómago dos cervecitas Turia. Nos acomodaron en la mesa y para acompañar los entrantes nos sirvieron dos buenas copas de Fino.

-Lo primero en llegar a la mesa fue la ensalada de foie con setas confitadas, muy buena pero no sorprendente.
- Lo segundo las croquetas de bacalao... Espectaculares! Casi mejores que las de mi abuela.
- Y para acabar con los entrantes las gambas ralladas a la plancha, muy buenas pero quizás un poco pasadas de cocción.
- El plato fuerte: EL arroz seco de sepia, alcachofas y galeras. Sin duda, de los mejores arroces que he probado nunca. Cocción del arroz estupenda, ingredientes muy integrados y un sabor... que no paramos hasta que no quedó un grano.

Para acabar con el festín:

Cafés, mistela y tarta de chocolate con cobertura 70% de cacao. Muy buena.

Muy recomendable y sin duda, volveré y espero que sea pronto.

  • Arroz seco de sepia, alcachofas y galeras

    Arroz seco de sepia, alcachofas y galeras

  • Gamba rallada a la plancha

    Gamba rallada a la plancha

  • Croquetas de bacalao

    Croquetas de bacalao

  • Ensalada de Foie y setas confitadas

    Ensalada de Foie y setas confitadas

Un lugar de peregrinación para los seguidores de Baco y donde los seguidores de Pantagruel tampoco se quedan atrás. No somos los únicos que así pensamos porque el local se llena y pronto porque a las 15 horas cierra cocina para recibir pedidos.

Tiene siempre la virtud de encontrarte alguna sorpresa en los vinos, algo de eso que luego seguramente no volverás a probar (por no encontrar) más que una o ninguna otra vez.

Sin cambios en el local, ni en la carta de comidas ni de vinos que haya apreciado de forma notable. Unas opciones del día que no sólo te comenta sino que tienes escritas en la carta para poderlas meditar y no ser sorprendido, como ocurre en otros lares, por un costo desconocido.

Comida para tres, que se quedaron en dos por cuestiones de enfermedad, que no de falta de ganas de asistir.
Un cestillo de pan del dia normalito en rodajas y un par de panecillos irresistibles para un destacado aceite Envero.

Elegimos todo de las sugerencias escritas del menú del día:
. crema de verduras por invitación de la casa. Ese pequeño cuenco de algo caliente que entona el estómago y predispone a la comida. Correcto.
. tosta de carpacio de trufa: sobre una buena tosta, trufa laminada con un poco de aceite y sal. Todo sabor profundo. Para comerse un bocata.
. salmonetes fritos: una amlia ración pensada como segundo plato pero que optamos por entrada compartida. Tamaño entre mediano y pequeño, lo justo para atreverse a comerlo entero con cabeza y raspa, bien firtos libres de excesos de aceite y rebozados.

Principal: arroz del día. de las dos opciones del dia (aparte de los de la carta) dejmos el de fesols i naps para otra ocasión
. arroz de mar meloso (podia haber sido tamboén seco) con galera, sepia sucia y alcachofa. Servido en perol salieron casi 2 raciones por persona de iun arroz de punto extraordinario, blanco y entero, con un muy buen fondo y con dos galeras por persona, buena presencia de la sepia (sepietas pequeñas) sucia y alcachofa casi imperceptible.
El segundo plato aún estaba mejor.

Postres:
. tarta de piñones que probé y estaba curiosa.
. tarta negreta: una tarta de chocolate con un 70% de chocolate de Madagascar que no s si es bueno o no pero lo que sí estaba buena era la tarta. ración ajustada (afortunadamente).

Café y té con un par de pastas de cortesía. Antes una botella de agua Benasal para seguir "cociendo" el arroz por la tarde.

Arrancamos con un par de cerveza y con manzanilla La Pastora de las dos botellas que se ofrecieron en la mesa y se sirvieron en la mesa, ¡que no cuesta tanto traer la botella y servirla en la mesa!

Como siempre merece mención aparte el tema de vinos.
Ya es díficil elegir de la carta de vinos por la cantidad y variedad así que en función del acompañante me decanté por una poco frecuente uva en las cartas de restaurantes: listan negro y tomamos un vino de parcela La Solana 2014, tan distinto como bueno sobre todo si no conocen estas uvas y zonas vinicolas.

Antes de empezar a comer, ya nos sorprende con que probemos con los salmonetes un moscatel seco hecho en velo de flor de Gutierrez de la Vega, llamado Tio Raimundo. Pues eso, algo ni tan siquiera oido.

Aun nos vuelve a sorprender y deleitar para el postre con un, no menos curioso vino, Fondillon, muy agradable.

Lo dicho: un sitio que siempre sorprende y siempre está bien. Crea adicción.

Una desapacible noche en Valencia unida a una serie de imprevistos y sensaciones encontradas a lo largo del día no pudieron tener mejor efecto balsámico que atravesar la puerta de Ca Pepico. Desde ese mismo instante una sensación de calidez, limpieza, relax y todo los demás adjetivos que se les puedan ocurrir de esa naturaleza tuvieron lugar. Un buen amigo tuvo se tomó las molestias de reservarnos mesa en un día probablemente complicado y entre todas las buenas opciones propuestas nuestra elección creo que no pudo ser más acertada.

Lugar acogedor en extremo, cálido, impoluto y con un servicio capitaneado por Pep Ferrer , digno de los lugares de mayor boato.

El mismo Pep nos cuenta que la carta de ese día estaba pensada para que los platos se compartieran en formato de ración , algo que nos venía que ni pintiparado (había sido un lardo día en cuanto a comer y beber se refería, amén de otras cosas...) y era justo lo que estábamos buscando. En cuanto al bebercio, no tuve la más mínima duda en ponerme en las manos de Pep.

Las raciones compartidas fueron las siguientes:

Hervido valenciano
Tosta de trufa laminada con aceite y escamas de sal
Esgarraet
Alcahofas plancha
Tellinas
Boquerones rebozados y desespinados.

Además como dotación, en cada mesa se disponía de un par de cuencos con un buen tomate rallado y ali oli casero además de aceite de oliva.

Todos los platos muy bien secuenciados, abundantes (algo que echamos de menos en la visita de la noche anterior a Casa Montaña) de gran sabor (especialmente las alcachofas) aunque el esgarraet tuviera en el bacalao un exceso de sal que impidió casi comerlo (no así con los pimientos, del todo punto excepcionales).

En cuanto a la sucesión de vinos fueron bastantes y de buen nivel, recuerdo la manzanilla Maruja inicial, el oloroso Tresillo para las alcachofas, pasando por un Jura, un Riesling, un Chatêau Paquita... Para finalizar un PX del marco de Jerez sin encabezar que resultó un buen colofón a una de la veladas más agradables que hemos pasado últimamente en un restaurante. Vajilla, cubertería y cristalería de primer nivel con los cambios de copas para cada vino. Temperatura y servicio excelentes en esta capítulo.

Al despedirnos todavía tuvimos ocasión de ver los restos de lo que sin duda tuvo que ser un gran homenaje: varias botellas vacías de una vertical de Viña Tondonia incluyendo añadas míticas como la del 64 y 68.

Desde entonces, nos hemos proclamados incondicionales de Ca Pepico. Espero repetir muchas veces más.

Premios Verema

  • premio_verema
    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2013
  • premio_verema
    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2014

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