Restaurante Racó d’en Cesc en Barcelona
Restaurante Racó d’en Cesc
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
No
Precio desde:
39,60 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
60 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.3
Comida COMIDA
7.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
El arroz, delicioso. Engaña la bandeja. Me costó acabármelo.
Opiniones de Racó d’en Cesc
OPINIONES
18

Los comentarios que me preceden son bastantes lejanos en el tiempo pero seguramente poco ha cambiado a pesar del tiempo transcurrido desde su apertura hace ya más de 30 años, en lo referente al local que está perfectamente conservado con buen mantenimiento del mismo, decoración clásica y elegante, mesas amplias y bien vestidas, buenas copas y buena loza, muy buena separación de mesas distribuidas en varias zonas a modo de pequeños reservados lo que hace que el nivel de sonoridad sea excelente, donde no se tiene que levantar la voz para tener una conversación con tu acompañante.

Carta corta y alguna sugerencia del día, dispone también de un menú degustación

A la espera de la carta pedimos dos copas de cerveza que vinieron acompañadas de unas aceitunas

Los primeros los compartimos

-Ensaladilla rusa, una de las mejores que he comido, muy bien presentada.

-Coca de pan con tomate con caballa marinada.

Los segundos fueron

-Garbanzos con langostinos mi compañero los encontró exquisitos

-Mar y montaña de albóndigas con sepia y gambas, con una salsa hecha a base de las cabezas y pieles de las gambas, plato que encontré muy bien conseguido, con muy buen sabor

Los postres

-Espuma de crema catalana

-Piña colada, hubiera repetido

Buen pan de coca con tomate

A la hora de elegir el vino tuvimos problemas con el código QR y el camarero terminó por traernos una tableta electrónica, donde había una cantidad respetable de referencias muy bien diferenciadas por D.O. Optamos por un monovarietal de garnacha blanca de la D.O Terra Alta, Els Amelers elaborado por Lafou Celler en la localidad de Batea, el servicio consistió en descorche, cata, primer servicio y algún servicio ocasional

El servicio, agradable y profesional

Terminamos con dos cafés acompañados de petit fours y por invitación de la casa repetimos con otros dos acompañados de dos chupitos de whisky de malta.

Con la amena e interesante conversación que compartimos olvidé hacer las fotos, en otra ocasión será

Precio acorde a la calidad, servicio y entorno

En resumen buen restaurante que se mantiene con buena salud con una elaboración de cocina catalana puesta al día, recomendable.

 

 

 

 

 

 

 

Fuimos hace 4 años a raíz de una promoción y decidimos que volveríamos... Y volvimos.

Es un local clásico, con las paredes llenas de fotos de famosos. Nada más entrar, una nevera llena de cervezas de todo tipo, la inmensa mayoría desconocidas para mí. Mesas de buen tamaño y separación correcta. Buen menaje. Servicio atento y profesional. La mayoría de los platos son bastante clásicos, aunque procuran darles un toque diferente. Carta de vinos bastante bien surtida, ordenada por tipos de vino, lo cual resulta muy práctico si tienes claro qué te apetece tomar. El maitre-sumiller, de 10.

Cena familiar a base en entrantes para compartir, un principal y un postre. Todos los platos nos gustaron, incluido el aperitivo obsequio de la casa. Destacaría un excelente arroz con ragú de conejo, espárragos y flor de calabacín. Algunas presentaciones más cuidadas que otras.

Para beber, varias botellas de agua y una botella de champagne Sadi Malot Brut Authentique. Sin cafés.

Tuvimos que esperar para algunos platos y mi copa estuvo vacía en varias ocasiones, pero el servicio fue, en general, bastante bueno.

Lo que menos me gustó fue ver algunos desconchones en la pintura de las paredes. Desmerece mucho a mí parecer.

 

  • El arroz, delicioso. Engaña la bandeja. Me costó acabármelo.

    El arroz, delicioso. Engaña la bandeja. Me costó acabármelo.

Nuevo espacio dentro del restaurante El Racó d'en Cesc dedicado a las tapas y las cervezas. Aunque en la propaganda se publicitaba El Rebedor del Racó d'en Cesc, lo cierto es que nos acomodaron en uno de los salones que yo conocía como de El Racó d'en Cesc.

Lo primero que me llamó la atención fue el aparador con multitud de cervezas que hay a la entrada del pasillo, donde también han ubicado unas cuantas mesas (ver foto). Creo recordar que antes era un vestíbulo con un sofá.

Respecto al salón donde cenamos, amplio, iluminación íntima sin llegar a ser insuficiente, mesas amplias, bien vestidas y con separación suficiente. Buen menaje. Servicio cordial y profesional, especialmente con mi hijo. Ambiente familiar y educado. Aunque en su página web aparece una amplia carta de vinos, el sumiller nos comentó cuando íbamos por el postre que, además de no estar actualizada, para la Barcelona Restaurant Week se vieron obligados a recortarla sustancialmente. Ante esta situación, opté por tomar cerveza.

El menú de 27,50€ ofertado consistía en un aperitivo, un entrante a escoger de entre cuatro, un plato principal a escoger de entre cuatro y un postre a elegir de entre dos. Servicio de pan incluido. Sin bebidas ni cafés.

El aperitivo del día consistió en una quenelle de mousse de pollo con unos hilos de vinagre balsámico, unos dados de manzana confitada y un crujiente con semillas de amapola. Muy bueno.

Nos decidimos por los entrantes siguientes:
- Tataki de atún marinado con soja y xatonada de anchoas y algas: Aunque las rodajas eran finas, tenían muy buen punto. Guarnición sabrosa.
- Ensalada de foie a la plancha con vinagreta de pesto de quicos: Muy buena.
- Huevo a baja temperatura con panceta, parmentier de patata, rúcula y aceite de trufa: Delicioso, aunque un trozo de la panceta no estaba todo lo crujiente que hubiese deseado.

Como platos principales:
- Bacalao con habas, berberechos y butifarra negra: Extraña combinación a priori, pero a mi mujer le gustó.
- Pies de cerdo deshuesados rellenos de gambas: Aunque era de esperar que las gambas no fueran frescas, lo cierto es que el plato me gustó bastante. Contribuyó que tan solo encontrase un diminuto huesecillo.
- Solomillo de ternera con salsa de vino tinto y chalotas confitadas: Muy sabroso. Carne tierna y salsa realmente potente.

De postre:
- Espuma de crema catalana con helado de caramelo: No vi el helado por ningún lado (igual se derritió mientras hablaba con el sumiller), pero la galleta de mantequilla que encontré en el fondo me pareció realmente espectacular y acompañaba de maravilla a la espuma de crema catalana.
- Cremoso de chocolate blanco y texturas de naranja: No me lo pedí por miedo a las texturas de naranja, pero lo cierto es que me gustó mucho la combinación cuando me lo dio a probar mi hija, que fue la única que se atrevió a pedirlo.

Muy buenas presentaciones y tempo de servicio.

Muy buenos panecillos con pistachos y repetición sin cargo.

Bebimos un par de aguas (2,20€/ud.), un par de cervezas Cesc 25 anys (4,40€/ud.) y una copa de Quinta do Crasto L.B.V. 1999 (6,60€) fuera de carta que el sumiller tuvo a bien ofrecerme.

Da gusto ver que hay restaurantes que aprovechan la Barcelona Restaurant Week para atraer futuros clientes. Con nosotros lo han conseguido, especialmente por el cariño con el que trataron a mi hijo de 9 años así como la amabilidad de la camarera y del sumiller.

El precio corresponde a lo que tomé yo: menú, 2 cervezas, 1/2 botella de agua y una copa de vino.

Ya hace años que vamos. Se come muy bien, y no es que tenga una carta muy extensa, de hecho, unos 5 primeros, 5 segundos, y unos cuantos postres, pero todos son extraordinarios. Espacioso y casi-lujoso, idela para quedar bien. Servicio profesional, muy profesional, lo que si que es un lujo hoy por hoy, y aunque pueda parecer que con tanta gente famosilla que se ve por el restuarante, uno haya de sentirse ninguneado, Cesc sabe tratar a unos y a otros de un modo extrañamente correcto. Parece francés, o inglés. Es muy recomendable para celebraciones pareja o similares, pero también para almuerzos de trabajo.

Tiene algunos reservados, alguno muy coqueto.

Como digo, probarlo es apuntarlo para siempre en tu agenda.

Cena de un lunes para dos personas. Local clásico, con varios salones privados (cenamos en uno de ellos). Buena mantelería, vajilla y copas (Spiegelau). Carta corta, aunque más que suficiente. De aperitivo nos sirvieron unas aceitunas, fuet (muy buenos ambos) y una mousse de apionabo con anchoas y granizado de limón (una combinación por lo menos arriesgada, no nos entusiasmo, demasiado... raro). La comida: de primeros vieiras con puré de alcachofas y jamón (muy bueno) y crema de patata con huevo escalfado y aceite de trufa (idoneo para el frío que hacía esa noche, tambíen muy bueno); de segundos rabo de toro con boletus y salsa de regaliz (bueno, aunque contundente) y presa ibérica con migas de "rossinyols" (la carne estupenda y en su punto perfecto, aunque al conjunto le faltaba "algo"); y de postre un sacher de albaricoque y una sopa de naranja con panacotta y albahaca (muy refrescante). Para beber agua y una botella de Coma d'en Pou 2002, servida a buena temperatura. Un cortado correcto y petits fours sencillos pero buenos. El servicio cordial y amable, a destacar el trato del vino. Un lugar para repetir, repetir... No puedo hablar de precio, ya que nos invitaron.

Restaurante amplio dividido en varios espacios que lo hacen confortable. Servicio correcto. Copas Riedel. Carta algo corta, con 8 segundos platos (4 carnes y 4 pescados), pero con varios platos fuera de carta que lo hacen suficiente. Excelente pan (coca con tomate). Aceitunas, fuet y un pequeño entrante de salmón. Comimos un tártar de gambas muy curioso, unas vieiras excelentes, bacalao con "camagrocs" también excelente, así como la presa ibérica. Todo en su punto de cocción, con sabores y presentación estupendos. En cuanto al vino, carta extensa y variada. Nos dejamos aconsejar por el sumiller y nos ofreció un "Corral del Obispo", propuesta atrevida y adecuada, pero que habíamos probado hace muy poco, por lo que tomamos una segunda opción, igualmente acertada, un Pago de los Capellanes Joven Roble 2008, que maridó estupendamente. Los postres, un helado y crema de castañas excelente, y una sopa de naranja sanguina con helado de leche, membrillo y pannacotta de albahaca, sorprendente y delicioso. El café, bueno, los 3 petit fours correctos, el azúcar de sobrecillo, para mi, es un detalle mejorable. También una capa de pintura sería adecuada para este muy buen restaurante.

Restaurante con una carta corta, pero ofrecen sugerencias muy interesantes asi como en los vinos eramos varios Y he ido otras veces siendo siempre muy regular ,yo tome unos garbanzos con langostinos y un bacalao divino para postre tome una espuma de crena catalanacon un helado caramelizado,nos bebimos una botella de al lado de casa sevicio impecable Tambien tienen ademas de una multitud de reseñas de vino un lugar para fumar donde es una delicia es ver como te encienden el puro lo digo para gente joven de 60 y mujer que en la mesa de al lado las dos jovencitas fumaban sendos puros Fue una noche excelente

Tuve la ocasión de ir al Racó d'en Cesc una única ocasión y la verdad es que me gustó bastante. Recuerdo una variedad de platos que nos sacaron, de forma excepcional como menú degustación. Entre todos ellos destaco una sopa de cebolla muy especial, casi mermelada con crujiente de cebolla y un huevo crudo que se estaba haciendo en el calor del plato. Sencillamente delicioso. El local es elegante y la separación de las mesas es la adecuada. El servicio muy atento y correcto, en este caso comandado por Cesc, el patriarca de la casa, aunque actualmente creo que El Racó d'en Cesc tiene un nombre que brilla con luz propia, el de César Cánovas, sumiller de la casa, y digno sucesor de su padre en el negocio familiar. Su carta de vinos fusiona novedades con reconocimiento nacional e internacional de alta calidad, y el trato que dispensan a los caldos roza la veneración, algo a valorar en estos días.

Local cómodo y amplio. No hay menú degustación. En la carta unas 10 referencias de entrante + 4 pescados y 4 carnes. De aperitivo trajeron una sopa de tomate con mozzarela, piñones y pesto. Coincido que el punto fuerte es el vino. Copas muy adecuadas, temperaturas de vino correctas y excelente cartas de vinos con más de 200 referencias. Las 4 primeras páginas se pueden interpretar como una "mini carta" de vinos recomendados de todas las DO, el resto del libro ordenado por DO. Hacienda Monasterio + Argata = 32EUR!

De nuevo aquí realmente mejor que la anterior visita. Tomamos unos garbanzos con langostinos en su punto tanto el garbanzo, como el langostino al punto y un estofado de verduras y de plato principal Pularda asada, postres chocolate tres texturas con helado de menta y por referencias en verema he querido probar un Monastrell El Estrecho de E. Mendoza 2004 un verdadero acierto, carta de vinos muy completa tintos y blancos, con muchas referencias estranjeras y nacionales destacando las Francesas.
Sin duda volveré.

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