Es un restaurante de obligada visita, aunque no de necesaria repetición. La decoración es excelente, pero poco más. El servivio en sala es correcto pero frío y poco atento con el cliente. Poseen un completa carta de vinos, aunque tampoco es el que lo cuiden con esmero. En cuanto a la comida, está buena, pero es desorbitado el precio en relación a lo que comes. A nosotros nos salió por 55 euros por cabeza, un poco caro para comer rollitos, etc. Vale la pena ir una vez, pero la próxima quizás ya no repitamos...

Realmente uno se siente en Thailandia, no solo por el decorado sino como bien dice Adriano, por la superpoblación. El local es inevitablemente ruidoso pero al menos en nuestra ocasión el servicio fue eficaz aunque no demasiado amable y la ambienteaión al estilo thailandes muy lograda (podría ser un restaurante de Port Aventura).

La carta de vinos es aceptable pero el resto del servicio del vino es de restaurante muy normalito. Cubiteras, copas mediocres y poco más. Viñas del Vero Gewurz a 15 euros (muy rico por cierto).

Para comer hicimos el menú degustación (28 euros) unos 10 platillos bastante correctos y que te permiten hacerte una idea de lo que allí se ofrece.

Si Tailandia tiene superpoblación, entonces el restaurante está a la altura. No cabe más gente. El servicio es muy pobre. La comida es curiosa, pero no excelente. El tema de vinos es ofensivo. Própio de cualquier restaurante chino barato. Un montón de plantas, poca luz y creo que dentro de poco pondrán más gente cenando en el párking o en la acera.

Para mi Karlito es un referente en cuanto a comentarios de mesas y vino, pero en este caso no puedo estár más en desacuerdo.
El servicio con buena intención pero bastante atolondrado, la cantidad de mesas era excesiva y aprovechaban cualquier pasillo o esquina para incrustar una mesa, la manteleria ajada y con manchas y la cristalería del montón.
En cuanto a la carta de vinos me pareció muy corta y de interés relativo. Es cierto que el champagne encaja muy bien con esta comida, pero solo tenían cuatro referencias, que en realidad eran dos, puesto que tres de ellas eran distintos formatos de Tattinger.
En cuanto al servicio del vino,....¿que servicio? botella, cubitera y ahí te apañes!
Eso si, la comida me gusto mucho.
En definitiva una gran decepción puesto que al Thai Gardens de Madrid le tengo un gran cariño.
Lo único que puedo decir es que me pareció que tenían como cinco espacios distintos y que dos de ellos parecían superiores a los demás, pero no tuve ocasión de comprobarlo

Discrepo en casi todo menos en que el ambiente es relajante y muy agradable (aunque si miras bien verás que les hace falta una dosis de mantenimiento).
Tal vez el problema sea mío, ya que no soy muy pro comida oriental, pero encontré la comida demasiado grasienta y sazonada de soja.
Vino tinto demasiado caliente.
Servicio flojo, empezaron bien, pero a medida que se fue llenando el local se degradó a pasos agigantados.
No repetiré. (soy así)

”Mas que un restaurante, una filosofía...”
Estupendamente localizado al igual que el de Madrid, exuberante y riquísimo en decoración, perfectamente aclimatado, cómodo, sugerente, agradable, evocador y acogedor.
Muy interesante la cocina eminentemente Tailandesa. Muy completo, original y compensado el menú degustación, con multitud de especialidades Thaï.
Bodega interesante sin alardes de ningún tipo, pero con buenas e interesantes propuestas a precios muy asequibles, destacable algunas referencias de Champagne que por cierto maridan perfectamente con la comida.
Mantelería, cubertería, vajilla y cristalería muy adecuadas al local y muy acordes a las propuestas y decoración.
Servicio tailandés, muy atento y voluntarioso, pero algo falto de profesionalidad. Relación Calidad Precio Sorprendente!
Multitud de atenciones de bienvenida y sobremesa, interesantes y originales también las tiendas típicas, interiores, los baños, los orquídiarios... En definitiva, un sitio muy agradable, di