Botella abierta simplemente 10 minutos antes de tomarla y sin decantar.
A la vista el vino presenta color rojo picota con ribete violáceo, capa media y lágrima fina que no tiñe la copa.
Al acercar la nariz se aprecia una ligerísima reducción que desaparece con una mínima aireación. El aroma de los vinos tintos de Forjas es inconfundible, intensidad media, frutos silvestres, notas florales y balsámicos. La crianza no aparece por ninguna parte.
La entrada en boca es fresca, sutil pero hay nervio, el tanino está muy pulido para ser un 2.011. Hay una muy buena acidez que augura longevidad y cierta salinidad. Postgusto medio.
Es un vino muy especial, no gustará a todos pero no deja indiferente.
Me ha sorprendido lo accesible que está desde ya. Simplemente algo de reducción pero muy disfrutable. En cualquier caso crecerá con el tiempo.
Probaré en breve a ver...
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