Y lo digo porque mientras en nariz era un pepinazo tremendo, en boca se me antojaba corto y apagado.
Lo adquirí tras su viña Escolma que me dejó tieso de placer. Y tras ver que tenía un amarillo pálido, glicérido, que en nariz era un escándalo de mineralidad, fruta blanca de hueso, toques de pastelería, flores, cítricos, un ligero anisado (hasta que no he visto la cata de Sergio no había caído en que era anís el aroma que tenía en la punta de la pituitaria xD)... ya me esperaba tocar el cielo!
Pero no, porque en boca se me quedó corto y apagado, a pesar de que se repetían las sensaciones en nariz, pero muy livianas, ligeras, con una acidez moderada, menor de la esperada.
Quizá tenía las expectativas muy altas, pero me he quedado un poco perplejo.
No lo puntúo por si fuera que mi botella estaba demasiado evolucionada.
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