Extraordinario

El color evoca a la vieja mesa de mis padres: caoba oscuro con reflejos yodados. En nariz es fragante y sutil, se intuye desde el primer golpe de bouquet que se trata de un vino fuera de lo común, superlativo, pero al mismo tiempo tiempo con la marca propia de este tipo de soleras: uvas pasas, higos, dátiles medjool, nueces, toques de anís y un largo etcétera capaz de retar tanto a la memoria olfativa como a la imaginación. En boca de nuevo la marca de la casa en este tipo de soleras, pero al mismo tiempo acompañada de un alto grado de finura y delicadeza rematada con un final largo y sedoso. Un vino para meditar, para dejarse llevar, para soñar.

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