Monolítico

A veces los vinos te lo ponen fácil pero en otras ocasiones no te dan ni siquiera una entrada mínima para sincronizarte con ellos.
Esta añada, al menos de momento, es como un monolito de granito. No tiene resquicios.
Bebido a lo largo de dos horas y media. Se presenta con un color cereza y capa media. Cerrado hasta parecer esférico, ligeros toques de frambuesa o cereza y poco, muy poco más. Es complejo pero indefinido o al menos indefinible para mí. Tras la primera sorpresa por su diferencia con el 2007 y sobre todo con el 2006 dejamos que tome aire pero aparte de algún escurridizo apunte de madera y mentolados lo único que conseguimos es que al subir de temperatura se muestre licoroso hasta saturar y perforar la nariz. En boca se muestra secante, tánico y no parece augurar ahora un largo futuro por delante.
Buen corcho en perfectas condiciones.
Puede que haya sido la botella o que yo no me he entendido con el vino, éramos tres y no hemos sido capaces de ir más lejos de lo escrito, pero esta botella quizá no debiera llevar la etiqueta que tenía pegada o al menos no costar lo que se pide por ella.
Aunque soy consciente de que está recién embotellado y que la desilusión es un error en la expectativa este vino me ha parecido poco, demasiado poco para su nombre y su precio.

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