Espejo de una tierra

La contraetiqueta reza: "transmite fielmente el color, los aromas y los sabores de esta parcela y este viñedo". Un viñedo plantado en 1990, según su web, con suelo calcáreo y franco arcilloso a buena altitud (840 m.). Cuatro hectáreas que se suponen bien cuidadas, con mimo, que aportan fruta de calidad. Y eso se nota en el vino. Se nota que hay buena materia prima y buen trabajo del enólogo. El vino posee muy buen equilibrio. Es serio, pero amable; fuerte, pero delicado; lleno de matices, pero equilibrado. Fino en nariz, con buena carga de fruta y buen aporte de la crianza. En boca es sabroso, amplio, contundente pero domado. Largo en el postgusto y frutal en el retronasal.

Es el vino "top" de la bodega, y cuesta casi 60 euros.

La presentación me parece muy adecuada. Moderna pero no excenétrica. Etiqueta grande. Tonos azules y negros que le aportan elegancia. La contra no aporta información sobre variedades. Sí sobre la crianza. Aparece la web en pequeño, debajo del logo de la D.O. Al ser un vino de alta gama, sí que tiene sentido poner la información de procedencia de un único viñedo y parcela.

Un vino manchego fiel reflejo de una tierra multivarietal, con un perfil internacional.

Al día siguiente pierde un poco sus características, pero no demasiado, por lo que se presupone ese buen trabajo en bodega. Es un vino hecho con mimo.

Lástima que el precio lo posicione en un segmento elevado de consumidores con buen poder adquisitivo.

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