Desde luego que nuevamente me ha vuelto a sorprender, un vino que no contaba el estado de gracia en el que se encuentra, la última vez que lo probé (quizás culpa de la botella) le aprecié notas de temprana evolución y por eso quise abrir una botella para probarlo en familia y probarlo con algo más de tranquilidad.
Decantado con 4 horas de antelación, ya que no era una cata, era el magnífico acompañamiento a un cabrito al horno. Presentaba un color vivo y sin muestra alguna de fatiga, la nariz, brutal, una de las mejores botellas que he disfrutado de este vino, mucha fruta, aparecía chocolate, caramelo tofe, regaliz, especiados y notas minerales, cambiante cada vez que lo acercabas a la nariz, impresionante. La boca no desmerecía, con volumen, potencia, cremosidad, largo, con mucha fruta….
Sin duda que esta botella ha sido uno de los grandes vinos que ha pasado por nuestra mesa en las navidades, gracias Nacho y Javi por permitirnos conocer los vinos que elaboráis.