Un vino muy bueno y con personalidad terrosa vegetal.

Rojo picota de capa alta y pequeño ribete granate ocre. Nariz intensa y profunda, con aromas de frutillos negros del bosque sobre notitas mentoladas y de tueste. Hay mineralidad, notas férricas, piedra caliente, cierta sensación de hojarasca de eucalipto en descomposición, ahumados y tabaco. Conforme se airea adquiere un perfil muy personal que denota fruta negra madura, vegetal ahumado y notas de pedernal seco, de cueros mojados, terciarios ( cárnicos ) y torrefactos evolucionados con cierto deje aldehídico en su final. En boca es muy sápido, hay taninos frutales y de la madera que dejan un sabor cremoso de fruta tostadita que declina hacia lo amargoso ( cacao y café ). Buena acidez que a veces ayuda a dar sensaciones confusas de badenes de volumen en boca. Creo que el vino aún ostenta cuerpo y estructura para seguir unos años más su camino en botella ( +-5 ). Pero a veces percibo ciertas notitas de cansancio que separa las sensaciones perdiendo ese equilibrio gustativo, de posgusto y retronasal. Hace 15 años de mi última cata y es grato comprobar cómo, sobretodo con Rioja, merece la pena guardar los vinos un largo tiempo en tu bodeguita, incluso de nuevas marcas de bodegas relativamente recientes en aquella época y que hoy en día habrán adquirido más experiencia en la elaboración, como seguramente sea el caso. Un vino muy bueno y con personalidad terrosa vegetal, de una bodega genuina en una de las zonas más bellas del mundo para tener un viñedo : Rioja / Laguardia.

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