Nectar frutal mediterraneo

Cereza de capa alta y ribete granate de irisaciones teja. Nariz de néctar frutal compacto, notas vegetales, bosque bajo (retama – jara), hojarasca verde y muchas especias, hay aromas que recuerdan al alpechín y a la aceituna negra triturada (como puede parecer obvio). Hay cacao y grano de café con tildes alicoradas que recuerdan al orujo de frutas bajo signos empireumáticos. En boca es jugoso, lácteo, voluptuoso y muy frutal, de matices cálidos y taninos cremosos alicoraditos. Tiene buena acidez que le da un paso de boca fresco y alargado, al igual que el posgusto donde deja su sensación más condesada. Un vino para mí misterioso, estos matices aromáticos casi te recuerdan a la antigüedad y a cómo serían los vinos tintos mediterráneos hace siglos. Esta rico, tanto en su variedad sensorial como en su gusto. Estos años en botella lo han dejado como condensado y creo que ha aguantado perfectamente, llegando a mostrar su vocación más clara. Lo volvería a tomar frente a un olivar, con un racimo de uvas blancas maduras y un trozo queso, en la terraza de una casa de campo desde donde se pueda otear el mediterráneo levantino.

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