Muy en el estilo del excepcional 1999, este Apalta tiene una nariz de

Muy en el estilo del excepcional 1999, este Apalta tiene una nariz de ensoñación, expresiva, suave y bien definida con almendras tostadas, licor (¿kahlúa? ¿o era frangélico?), maple, abundante fruta negra y granos de café. Los mentolados eventualmente llegan pero no toman protagonismo. De recorrido intenso, de firme estructura tánica pero algo débil en acidez (típico de Chile en 2000), ofrece chocolate, blueberry, menta, vainilla y toques de infusiones. Este vino no toma prisioneros, y aunque los puristas se pueden horrorizar al ver la firma de Rolland en la contraetiqueta, la verdad es que el hombre tiene aquí un vino de innegable calidad internacional y de enorme personalidad.

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