Un productor al que habrá que seguirle la pista

Llevo comentando desde hace algún tiempo, que los vinos de Chablis de añadas recientes me parecen cada vez más accesibles. Ya sea por el cambio climático o porque mi paladar se ha ido adaptando a esta zona tan difícil, la cuestión es que no los noto tan descarnados como antes.

En el caso de este 2019, de un productor que no conocíamos, pero del que teníamos buenas referencias, no tengo más que buenas palabras: carácter varietal, personalidad perfilada y esbelta, buena acidez acompañada de materia prima, escasísima presencia maderosa o alcohólica y sensaciones de finura.

Lo que sí tengo cada vez más claro, es que la Borgoña (la blanca sobre todo), hay que bebérsela joven.

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