Picota con borde que todavía no llega al teja. Capa baja, limpio y brillante.
No ha hecho falta ni decantar: desde el primer momento los ricos matices fluyen de una manera nítida: fruta roja y negra, regaliz, cedro, toques punzantes, tabaco de pipa, algún matiz animal y piedras.
En boca es un vino fluido, que ya se bebe a las mil maravillas. Apuntes similares a los que ya hemos descrito. Madera y alcohol integrados perfectamente, gran acidez.
Final largo.
Una botella como la copa de un pino. Un 904 delicioso, por el que apuesto que acabará convirtiéndose en uno de los grandes de esta Casa emblemática.
Hoy lo he tomado yo con un rabillo de toro. Muy, muy rico. El tiempo de los 35 euros que nunca volverá.
Abrazo!
Al menos nos dió tiempo a disfrutar esos precios, querido Joaquín.
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