Compré tres botellas a principios de 1999 cuando empezaba mi pasión por el

Compré tres botellas a principios de 1999 cuando empezaba mi pasión por el vino. Abrí dos, en una fiesta familiar, en julio del 99 y recuerdo que casi estaba imbebible por unos taninos de una fuerza descomunal. Tras el batacazo me olvidé de esta botella hasta ahora. Pues funcionó. Un vino de altura, prototipo de un buen Priorat: opaco, denso, mucha fruta negra, madera fina e integrada, potentes tostados y fondo mineral. Voluptuoso, carnoso, muy masculino y eterno. Una lástima que esta bodega haya bajado un poco el listón (opinión muy personal) pues este vino y el Balandra 1996 eran para alzarles un monumento. Valia 3200pts.

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