Nadie lo diría.
Parece ser que Las Quebradas está producido a partir de pequeñas bayas muy concentradas que crecen en un suelo calcáreo a 500 metros de altitud.
El resultado es un vino de capa alta, cereza tomada con borde viola oscuro, con aromas y sabores frescos, muy frescos, con raza, rugosidad y mineralidad.
Frutal, sí, y madurez, también, pero nada que ver con Estrecho.
Sorprende la ligereza al paso y cómo esconde el Mediterráneo este vino.
Una prueba más de la versatilidad de este bodeguero.
Muy, muy bueno este Las Quebradas.
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