J.L. Mateo siempre una apuesta segura.

Botella abierta con media hora de antelación.
De color amarillo dorado, reflejos también dorados y lagrima de gran densidad.
En nariz se aprecian aromas de fruta tanto blanca como amarilla madura, también aparecen notas herbáceas, ahumadas, de vainilla y un fondo marcadamente mineral.
En boca tiene una entrada fresca pero con cierto volumen, todavía guarda una excelente acidez y un postgusto bastante largo con recuerdos minerales, amargosos pero también con un punto goloso al final.
Sin duda un gran trabajo como casi todo lo que hace este hombre.

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