Un año más tarde

Un año más tarde y es brutal la juventud que todavía muestra este vino. El color y el ribete se mantienen impecables, no nos dan ni un indicio de su edad. También la nariz y la boca: los toques primarios, terrosos y especiados están igual de sólidos que el primer día. En mi anterior reseña le pronostiqué una década, y vuelvo a reafirmarme en lo dicho: necesita por lo menos otros diez años para que podamos empezar a comprobar su evolución, que ya está claro que será magnífica.

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