Descubrimiento en Ourense

Viaje de trabajo a Ourense. Brujuleando un lugar para cenar, encontré una joya escondida. Se llama NOVA y está en la calle Valle Inclán, en pleno centro. Se trata de un pequeño restaurante gastronómico (10 mesas) que lleva abierto unos diez meses. Decoración moderna, en plan minimalista con colores crudos. Cocina vista y buen mobiliario. Mantelería, vajilla y copas de calidad. Lo llevan unos chicos jóvenes, pero sobradamente preparados y con las ideas claras como demostraron a lo largo de la cena.

Hacen una cocina, con producto autóctono gallego y ecológico, con platos elaborados pero sin exceso de salsas y grasas que enmascaren los sabores. No hay carta, trabajan con 3 menús que renuevan casi todas las semanas, con precios de 15 (menú básico), 28 (menú raíces) y 42 euros (menú Nova). El primero es más menú de día (primero, segundo y postre), mientras que los dos últimos son menús degustación. La carta de vinos se compone exclusivamente de caldos gallegos, riberiro y ribera sacra fundamentalmente, aunque me confesaron que tenían también un Rioja y un Ribera del Duero escondidos, fuera de carta, por si acaso.

Como iba sólo, y era cena, elegí el menú intermedio (el “raíces”, de 28 euros), compuesto por un snack, dos entrantes, un pescado, una carne y dos postres. Con el menú entra una botella de agua mineral de litro. El vino aparte.

Nada más sentarme, para abrir boca, un platito aceitunas verdes machacadas. Pan de hogaza de pueblo, que fue repuesto a medida que fue siendo consumido.

Como snack, pusieron una espuma de maíz, muy ligera, con un sabor muy delicado.

Primer entrante: Ensaladita de pulpo. El pulpo “al dente”, un poco más crudo de lo que se estila en Madrid, pero muy bueno, acompañado de brotes germinados y un concasse de tomate. Buen comienzo.

Segundo entrante: Huevo hecho a 65 grados durante 1 hora, acompañado de un saquito de pasta brick relleno de papada ibérica. Gran acierto la mezcla del huevo con la papada.

Pescado: Merluza de pincho hervida con ajada con pimentón. Pescado fresquísimo, muy bien el punto de cocción y muy logrado el sabor que le aportaba la ajada.

Carne: Estofado de caldelana ecológica con cantarelas. Al parecer la caldelana es una raza de ternera en vías de extinción... extinción a la que no me importó contribuir, pues estaba bien buena. Estofada con una salsa de vino tinto, la carne estaba tiernísima. Las cantarelas de acompañamiento tremendas.

Primer postre: Sorbete de manzana Granny Smith con coulis de frambuesa. Postre refrescante que sirvió para desengrasar y bajar la comida.

Y como broche final, helado de queso de arzua con miel, del que destacaba sobre todo el sabor absolutamente casero de la miel.

Todos los platos a un gran nivel, a cual más bueno. El servicio de sala impecable, atentos a que al cliente no le faltase de nada. El chef pasando por las mesas y preguntando cómo iba la cosa. Al ser día de diario y jugando en la tele la selección tenían sólo tres mesas ocupadas, pero me comentan que en fin de semana es necesario reservar.

Para beber 2 copas de Ribeiro muy rico del que no recuerdo el nombre, y un café con hielo. Invitación a chupito de licor de hierbas casero. El precio… 32,90 euros. RCP excelente, pues por este festín en Madrid se hubiera pagado como mínimo 90 euros. Para volver muchas veces, yo por lo menos no perdonare una visita cuando vuelva por estos lares.

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