Versionando la jotica... "y al final... llega lo mejor... los gigantes y la procesión"

Nueva e interesantísima propuesta en Zaragoza, en zona León XIII.

Se accede al restaurante atravesando un moderno bar de tapas / coctelería en el que no ves comida por ningún lado. La barra está limpia, impoluta, te van sirviendo conforme vas pidiendo las propuestas que van anunciando en varias pantallas. En cuanto finalizas, lo retiran de inmediato.

Una vez entras en el restaurante, te encuentras con que la mayor parte de él la ocupa una sala cuadrada, decorada toda ella en grises, más bien claros, pero combinando con algunos tonos más oscuros. Suelo, paredes, techos, mobiliario… Todo en gris. Las paredes desnudas están únicamente aderezadas con dos grandes lienzos abstractos de vivos colores.
Sin embargo la sensación es de calidez, de confortabilidad. Quizás ayuda a ello la curiosa alternancia de las luces, tanto cenitales como indirectas.
Viernes mediodía, lleno hasta la bandera y muy bien ambiente, heterogéneo. Grupos, parejas, de personas mayores, de mediana edad, treintañeros… Agradable atmósfera.

Cocina de mercado con audaces combinaciones y presentaciones. Después de ojear la completa carta, nuestra apuesta fue:

-----Entrantes al centro:
Tempura de verduras y langostinos con teriyaki de cítricos y mahonesa de curry y sésamo. Una buena tempura de verduras, sin más. No hay restaurante que hoy no la incluya en su carta.
Manitas con vieiras y crema de garbanzos. Original y delicioso “mar y montaña”. Las manitas deshuesadas y presentadas en flancitos, con los medallones de vieira separados.
Pulpo a la brasa con cordero frito y patata en sabores. Continuamos en la línea “mar y montaña”, con otra buena conjugación. Cortadas de pulpo braseado y, también sin mezclar, montoncitos de cordero desmigado en forma como de madejas.

-----Platos principales, a compartir:
Caldereta de merluza, langostino y berberechos. Servida en dos tiempos: primero un buen tronco de merluza y después la terminan en el plato vertiendo sobre ella una salsa trabadita. Muy rica… si la tomas antes que el rape. En caso contrario, insulsa.
Rape mechado a baja temperatura con arroz de cangrejo de río y aceite de carabinero. Excelso. Textura, potencia, frescura… y bien acompañado.

-----Postre:
Plato de queso: patamulo y requesón. Cremoso y sabroso.

Carta de vinos muy completa, tratados con respeto y profesionalidad. Cristalería Schott de alta gama. Tomamos una botella de un buen godello, Guitián 2009, a la que le sucedió por recomendación del sumiller un correcto pinot gris alsaciano, Albert Mann Cuvée 2005, un tanto dulce para la fase en la que ya nos encontrábamos, y una copa de esa garnacha pionera infalible, Fagus 2007, para degustar con los quesos.
Destacar la gran oferta de vinos por copas, prácticamente todos los de la carta. Aprovechan el tirón que tienen después en barra para darle salida. Una gozada.

Pero lo mejor estaba por llegar. Cuado terminamos de comer, apareció… un "mueble bar en ruta", un carrito de gin tonics. Pasa el sumiller con el carrito mesa por mesa y te elabora unos gin tonics espectaculares. Con todo el mimo del mundo. Y con toda la variedad. Excepto las tónicas (tienen todas pero si no lo indicas te sirven siempre Fever). En función de tus gustos, te sirven una ginebra u otra, con unas especias u otras, con aromas varios... Íbamos tres amigos y pedimos tres diferentes:
---Nº209 / Fever, con bayas de enebro, raíz de angélica y pulverización de bergamota.
---Martin Miller's / Fever, con bolitas de cilantro, vaina de vainilla, piel de naranja y pulverización de violetas.
---Maguellan / Fever con pimienta negra en grano, vaina de vainilla, piel de limón y pulverización de lavanda.
Las pulverizaciones son el remate. Llevan unas esencias en frascos como de perfumes, y cuando tienen acabado el gin tonic pulverizan hacia arriba y levantan la copa para que se impregne moderadamente de la esencia.
Un espectáculo. Soberbio. Nos quedamos si palabras.

El servicio excelente. Un buen equipo de españoles jóvenes, convenientemente formados, disciplinados y bien gobernados. Destacan los “dos Guillermos”: el dueño, un tipo encantador y con las ideas muy claras que lo primero que nos preguntó al final es qué es lo que menos nos había gustado (esto ya dice mucho de sus ganas de mejorar); y el sumiller, un crack, “joven pero sobradamente preparado”, y encima servicial y simpático.

En la factura, un llamativo detalle: antes del total, tienes dos subtotales, comida y bebida. Muy bien pensado. En nuestro caso ganó la bebida por… 2€.

Totalmente recomendable.

Recomendado por 3 usuarios
  1. #21

    Latrufa

    en respuesta a G-M.
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    Ja ja, mi jintoni fue de Martin Miller westbourne strength y Fever Tree creo, muy bueno, y la parafernalia divertida, aunque para la próxima le diré que no me eche la esencia que sabe tipo anís, que no me va mucho.
    La verdad que fue un buen colofón.
    Un abrazo.

  2. #22

    G-M.

    en respuesta a Latrufa
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    Bergamota, imagino que sería bergamota.

  3. #23

    Latrufa

    en respuesta a G-M.
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    Como pensé que me lo pasarían todo la verdad que no me molesté en estar atento a los detalles, pero supongo que será, si.

  4. #24

    G-M.

    en respuesta a Latrufa
    Ver mensaje de Latrufa

    Ellos se lo pierden!!!

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