Buenas tapas aunque de ración algo justa. A destacar las croquetas de boletus. Las gambas al ajillo quizá demasiado picantes. El resto bien. Nos pareció que las opciones de postre eran algo escasas pero no probamos ninguno. Bastante ajustado de precio. Lo peor del sitio, el dueño y el camarero, que digamos... no son demasiado simpáticos para estar de cara al público.
Personalmente no lo conozco y esa opinión la he dado porque es lo que me pareció las dos veces que he estado por allí. No tengo nada en contra de él, ni muchísimo menos, y seguramente será una bellísima persona, sobretodo si lo dice la gente que lo conoce. Y por supuesto que todos tenemos días malos. De todas maneras repetiré y probaré más cosas. En cuanto al camarero, las dos veces que he estado siempre me ha atendido el mismo y es al que he hecho referencia pero otro chico que había dentro me pareció muy agradable. Esto también debería haberlo comentado para ser del todo justo.
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