Una opción más en El Carmen

"Restaurante" situado frente a la Parroquia de La Santísima, al que se accede por una puerta corredera de cristal y apertura automática. Tiene el pro de que permite ver el espacio del comedor en toda su amplitud, estando éste cromado en tonos verdes -todas las paredes son de pizarra, de la del cole, en la que según pude observar se pueden dejar mensajes o hacer algún dibujo o gracieta-; y tiene el contra de que, al ser automática y tener el acceso a la cocina al lado, cada vez que pasa el servicio a recoger o dejar platos, y dadas las agradables temperaturas de este diciembre, acabas helado si te toca en alguna mesa próxima a la entrada por las constantes aperturas de la susodicha puerta. Algo que yo, personalmente, arreglaría. Por suerte, nos tocó más adentro.

Como decía, local acogedor, en el que todas las mesas sin excepción son altas, así como los taburetes y los asientos en formato sofá que hay a lo largo de las paredes. Coperío, cubertería y vajilla correctas. El servicio algo despistado pero con ganas de agradar, siempre atento a tus comandas pero algo disoluto a la hora de cumplir con lo solicitado. No obstante, a veces una sonrisa puede resultar más agradable que una charla de sommelier o las pegajosas atenciones de un ultradiligente camarero, al menos bajo mi punto de vista.

En cuanto a la comida, la carta se basa en platos de mercado que, en su gran mayoría, invitan a tapeo y a ser puestos "al centro". Ofrecen ensaladas, montaditos o tostas, croquetas variadas, platos para compartir y platos más contundentes y elaborados a base de carnes o pescados. Los postres, todos resposteros con una única excepción, algo subiditos de precio.

Cenamos dos personas a base de lo siguiente: Montadito de Antoine, de foie micuit y cebolla caramelizada. Apuesta segura donde las haya, estaba bueno y crujiente el pan. Seguimos con una croqueta de parmesano para cada uno, de buen tamaño y mejor sabor, de modo que la intensidad del parmesano no fue enmascarada por la bechamel. Unos calamarcitos a la andaluza con salsa de tomate y mayonesa aparte, buena fritura y nada pesados aun siendo una ración abundante. Finalmente, saquitos de pasta filo rellenos de gambas y queso fresco, con la novedad de haber triturado el crustáceo previamente, de modo que su carne quedaba repartida por todo el saquito y no se "desplazaba" a un único lado. Todo bueno, sin ser exquisito, pero sí para algo informal como una cena con amigos, un cumpleaños o un tapeo improvisado si se está por la zona. De postre mi colega pidió la tarta de chocolate, hiperclásica, con un sabor que recordaba a las típicas de galleta y chocolate que las mamás hacían en los cumpleaños. La probé y, claro, a cualquier cosa que sea de chocolate no puedo dejar de darle mi más incondicional bendición. En general, la oferta por cada sección (ensaladas, croquetas, tostas, carnes y pescados...) no rebasa los 5 o 6 platos o variedades, excepto en los platos para compartir en los que la variedad es mayor.

No puedo opinar del servicio del vino, pues estaba un poco monástico esa noche y sólo bebí agua y una cerveza "Estrella de Galicia". Tienen referencias clásicas de Riojas y Ribera, algunos valencianos como el siempre interesante Mestizaje, y poco más. Los precios, eso sí, justitos, de lo cual hablaré seguidamente.

En resumen, un local "apañao", en una zona excelente y bien comunicada, con un servicio simpático y agradable y una oferta limitada pero bien resuelta en todos los sentidos. Eso sí, el cachetazo se lo tengo que dar al apartado de los precios. Y es que, como viene siendo tristemente habitual, la sonrisa que se te pone al ver unos precios la mar de atractivos en vinos y comida se emborrona cuando ves el temido letrerito, minúsculo y cicateramente escondido, que reza "PRECIOS SIN IVA". Inaceptable, como nunca me cansaré de decir y proclamar. Espero que tomen medidas al respecto, aunque es tan improbable como que el Valencia gane al Madrid en el Bernabéu... Mal que me pese.

Sea como sea, la RCP me pareció correctilla (y eso que me moría de ganas por poner el siempre evidiable "no puedo opinar, ya que fui invitado", jejeje), así que lo recomiendo al menos para una visita informal. Los fines de semana, según uno de los socios, es indispensable reservar. Parece que triunfa bastante el sitio. Yo supongo que volveré, con amigos o algo por el estilo.

Saludos a tod@s.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Arturo2

    Hola amigos. Por segunda vez hemos intentado ir a esta tasca/bar/restaurante y por segunda vez nos han dejado fuera. El local tiene su encanto pero no pudimos tomar ni una cerveza porque no nos quedábamos a cenar. Seguramente nos hubiésemos quedado pero que nos obliguen a cenar no nos sentó bien. Demasiadas pretensiones.

  2. #2

    Juan32

    Hola a todos, fui a cenar a La Pitusa hace un par de dias y la verdad es que me sorprendio positivamente. El local es muy acogedor, tiene una decoracion diferente respecto al resto de restaurantes de la ciudad.
    Bueno, vamos a lo importante, la comida me encanto, en especial las patatas rellenas de la abuela carmen..."espectaculares", tambien destacaria la presa iberica y las brochetas de rape rebozadas con frutos secos...muy ricas. El postre que me pedi fue un milhojas de turron y chocolate que tambien estaba muy bueno.
    Por ultimo destacar los mojitos, la camarera me dijo que tenian de varios sabores, clasico, fresa, kiwi, platano y alguno mas. Yo probe el de kiwi y me encanto.
    El precio muy bien, salimos a 24€ vino incluido.
    Solo me queda decir una cosa, volvere!!!
    Saludos.

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