Tras haber leido las críticas anteriores tan favorables, he de decir que me esperaba algo más de este local. Bien es cierto que se trata de un buen restaurante, pero sinceramente creo que está un peldaño (o dos) por debajo de los grandes del País Vasco.
Pedimos el menú gastronómico, en el que encontramos tanto platos excelentes como otros que nos dejaron indiferentes. Me explico:
- Crema de porrusalda: servida de aperitivo, no fue un buen comienzo, pues estaba bastante insípida.
- Carpaccio de Cigalas, piñones helados con vinagre de Orduña, micro vegetales y huevas de trucha: un plato lleno de contrastes que a todos nos pareció lo mejor de la comida
- Lomo de Atún rojo marinado con espuma de wasabi, yuzu y shiso: buena preparación, pero el atún mostraba un punto algo reseco
- Kokotxas de merluza con cama de alga y concentrado de crustáceos: aunque en el menú figuraba la ostra como elemento principal, nos sirvieron kokotxas al no disponer ese día de ellas. Como resultado de ello, nos encontramos con un plato sin mucho sentido. Las kokotxas estaba muy buenas, así como todo lo demás, pero la puesta en escena conjunta carecía de armonía.
- Begi haundi asado al momento en sopa de senderuelas: excelente producto, con un punto de presentación del calamar perfecto, pleno de sabor, acompañado de una agradable sopa de senderuelas. Sin embargo, las huevas de trucha, que también llevaba, creo que sobraban.
- Pieza de presa del país del Quercus asada con crema vainillada de
orejones: la carne apenas tenía sabor, siendo el plato que menos nos gustó.
- Sopa dulce de perejil con helado de piña: refrescante, atrevido y original. Buen postre.
- Salteado de arándanos ecológicos con crema helada de chocolate blanco y ron: se trata de un buen postre, aunque creo que en el menú hubiera sido mejor poner uno caliente en vez de dos en los que intervienen helados. Por cierto, este elemento (las cremas heladas) creo que tienen demasiado protagonismo en el menú, pues aparecen también en otros de los platos anteriormente mencionados. Con las huevas de pescado ocurre algo parecido, pues están presentes en al menos tres platos, si mal no recuerdo
- Torrija caramelizada de pan de brioche con sorbete de mandarina: este postre lo pedimos fuera de menú (soy fanático de la torrija, hasta el punto de que me gustan incluso las mediocres). La de este restaurante merece los mejores calificativos.
Respecto al apartado del vino, cuentan con una carta reducida y centrada en los riojas. Eso sí, disponen de buena representación de vinos de postres por copas y los precios son, en algunos casos, casi de bodega. Tomamos una botella de Itsasmendi Nº7 2009 (16€) y otra de Trasnocho 2005 (58€), servidas en copas adecuadas y a temperatura correcta.
En resumen, se trata de un buen restaurante, al que sin duda volveremos, pero en mi modesta opinión tiene todavía algo de campo de mejora.