Visita a Bilbao con unos amigos venezolanos que querian conocer el Gugguenheim y buscando las alternativas disponibles para comer un lunes de agosto cercanas al Museo, en base a los anteriores comentarios (y a mi sexto sentido)elegimos el Porrue y tengo que confirmar que fue una elección perfecta.
Incluso antes de entrar los indicios ya eran favorables, con la nota curiosa de las lechugas y puerros (porrue es puerro en euskera, para los que no lo sepan)plantados en las jardineras a ambos lados de la puerta. Al entrar siguen las buenas sensaciones con una decoración moderna y con estilo; y con un un monton de boletus frescos perfectamente tersos (boletus de verano, según nos comentaron despues)y un expositor de pescados (besugo, rodaballo etc que quitaba el hipo).
Tomamos como entrantes: percebes a la brasa, almejas a la brasa, hongos con yema de huevo de caserío,unos pimientos de Gernika, pulpo sobre lecho de patatas y 6 ostras (antojo de uno de los comensales) y como principales para compartir un besugo tremendo y una chuleta de vacuno mayor , tambien bastante buena; acompañada de ensalada con una buena lechuga y unas patatas caseras.
Como postre nos invitaron a unos conos de helado de queso idiazabal, buenisimos.
De bebidas: cervezas y cava en los aperitivos, Un magnum de Viña Alberdi y unos GT de Junípero al final (con la mejor presentación que he visto nunca).
También es de mención especial el pan: bueno y variado, que te cortan en la mesa, de piezas grandes.
El servicio, tal y como se ha comentado, cercano y servicial (a mi es el que mas me gusta).
El precio, evidentemente no es barato; pero adecuado a la calidad de todo lo que sirvieron