Bien

Local con una decoración bastante lograda, clásica, algo decadente, aunque las mesas están apelotonadas y son minúsculas. Es bastante ruidoso y el servicio es lento y bastante despistado, excepto el sumiller. Cubertería, vajilla, cristalería, mantelería, normales.

Hemos comido:
- Surtido criollo (empanadilla, chorizo y morcilla de nueces) con chimichurri para compartir - bien.
- 2 solomillos con foie flambeado con vino de Madeira - No han acertado el punto de ninguno de los 2 solomillos. Ambos estaban un poco pasados de punto. Además, me he encontrado un nervio bastante hermoso en mi solomillo. El foie, pasado. El vino de Madeira, missing. Aun con todo, bien. La próxima vez, quizá, lo pediremos menos hecho todavía (yo le he dicho al maitre, literalmente: "cuando deje de gritar, me lo trae".

Ninguno de los dos platos aparece en la carta de la página web.

Un par de aguas, una botella de Graffigna Malbec 2007 y un café. Nos han puesto unas copas Schott Zwisel burdeos a petición mía, ya que las he visto en la entrada mientras esperábamos turno. A la segunda, han acertado con ellas. Además, nos han colocado el vino a varios metros, y nadie nos servía. Teníamos que esperar a que lo hiciera el sumiller. Al final, me he hartado y he cogido la botella de la cubitera. Al cabo de un rato ha aparecido el camarero con el sumiller... Tarde.

El vino no aparece en la carta de vinos. Lo vi en la entrada, mientras esperábamos turno.

No es mal sitio por la zona donde está y lo que cuesta, pero no es como para ir adrede. Hay mejores argentinos en BCN y mejores restaurantes por la zona.