Me costó un pelín encontrar el restaurante. Soy muy despistado, desde

Me costó un pelín encontrar el restaurante. Soy muy despistado, desde luego, pero la entrada se encuentra camuflada tras un panel metálico en la pared, también metálica, de la cafetería del museo.
El entorno está bien, luminoso, merced a las cristaleras del salón que te permiten ver el parque y la arboleda del mismo. Como nota negativa he de decir que no hay área de fumadores y no fumadores claramente separada, lo cual hizo que mientras estaba comiendo y mientras olisqueaba de forma automática y enfermiza (como casi todos los que habitamos por webs como esta) el vino y la comida me dijera ..."y... ¿tabaco?... hmm... ah. es que hay gente fumando"
El servicio es muy amable, gente muy maja que hacen su trabajo de forma muy agradable
sin caer en ningún momento en la pesadez ni nada por el estilo.
La comida está bien. Sólo eso. Me explico. Estaba rica, pero en mi caso había siempre algo que no la hacía plenamente disfrutable y un paso grande del escalón en que digo: "Excelente!". De primero tomé una ensalada del tiempo con arenque ahumado (hablo
de memoria, creo que era arenque) con pulpa de tomate. Conseguido contraste, sin embargo
la ensalada estaba aderezada con un muy marcado sabor salado. Demasiado (pero demasiado) para mi gusto. De segundo tomé rape. He de decir que estaba en su punto justo, ni más ni menos, perfecto el punto conseguido del mismo con una carte bien prieta, no obstante la salsa sobre la que descansaba estaba, en mi opinión, pasada d

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