Cena para nueve amigos con menu sorpresa y al mismo tiempo cata de bastantes vinos . No era facil, nada facil, pero Enrique lo logro en la cocina e Yvonne lo logro en la sala.
De entrante unas muy buenas anchoas marinadas.
Despues el carpaccio de presa iberica con helado de parmesano, que para mi , es uno de los platos estrellas de su carta. Es una presa de una calidad extrema y la union de ambos sabores provoca un estallido en la boca de sensaciones.
Huevo con jamon iberico y espuma muy bien logrado . Es un plato con un enorme sabor pero muy facil de comer. Nada pesado.
Excelente arroz meloso con rebollones y conejo de monte . Muy buena base y la coccion del arroz en su punto justo. Al unirse ambas el resultado no puede ser otro que soberbio.
Pescado de roca en su justo punto de coccion, con sabor pleno.
Jarrete de ternera que era mantequilla. Meloso, suave, pero con paso sabroso .Se acompaño de un pure de patatas con trufa.
Muy buen postre Torrija (al estilo del restaurante) con helado de leche merengada. Estaba esponjosa y la combinacion con la leche fue perfecta.
Panes buenos, pero mejorables
Fue , como dijo uno de los asistentes, "Una cena para saciarse , pero no para llenarse"
En resumen, cocina basada en un muy buen trato de una excelente materia prima, con mezcla de sabores muy bien ensamblados y con una coccion en el punto adecuado.
Servicio de sala impecable. No hubo espera entre plato y plato, nunca faltó ni bebida ni pan. Amable, diligente y profesional.
Hay ganas, ilusion, profesionalidad y, quizas lo mas importante, afan de superación.
El precio es sin vinos.