Equilibrio es la idea central que mueve a Ricardo Campos a la hora de elaborar un menú. Lo consigue mi madre con una tortilla de patatas y lo borda el chef que nos ocupa en una dimensión mucho superior. Verdadera alta cocina.
Digo lo mismo que hace más de un año en mi primera valoración. Originalidad sin artificios. Creatividad y sensatez.
Faltan adjetivos, pero si uno define a este chef es la honradez. Con sus raices, con las materias primas y lo que es mejor de todo, con el comensal
Sales del restaurante con la sensación de haber vivido uno de esos momentos únicos que a veces se producen en una cata mítica y veo que mis compañeros de cena y amigos, han sucumbido al embrujo de La Oronja.
Me siento feliz de haber compartido con ellos este secreto.
Ya somos muchos los seguidores. Supongo que los soles y estrellas no tardaran en llegar.