Nada de especial

Tapeo en el famoso Eslava sevillano, última parada en mi periplo por la ciudad. Es mi segunda visita por Sevilla, una visita gastronómica que me ha dejado con bastantes dudas. Sin entrar en valorar la materia prima utilizada en clásicos del tapeo, - la cual creo que es óptima-, y sin comentar en demasía las bondades del servicio, - no muy agradable en líneas generales-, Sevilla me ha parecido muy cara. Precios muy altos sobre todo en vinos, y cantidades exiguas en muchos casos. Por lo que respecta al Eslava, probamos unas croquetas de ternera correctas, unos buenos hojaldre de espinacas y una insulsa charlota de calabacín. Copas mejorables, local incómodo. No sé si es un bar de tapas, un Restaurante o un gastrobar. Sólo sé que no entiendo muy bien su fama.

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