Para probar...

Estábamos paseando y después de unas tapas, con el fresquito nos preguntamos ¿y si vamos a Lhardy a probar su cocido? Dicho y hecho. Allá que nos fuimos sin reserva. Mesa para dos, sin problema aunque la sala donde estábamos se acabo llenando. El ambiente general es "demodé", antiguo, ¿cadudo? ¿clásico? En fin es lo que es: Lhardy. Pedimos directamente cocido y soufflé. El famoso cocido está bueno. Con algún punto flojo: los fideos de la sopa (pasados), algunas de las carnes (mejorables). Los garbanzos y la verdura muy buenos, igual que la mayoría de las carnes. La ración abundante. El soufflé bueno, ligero y agradable de comer después del atracón. Petit fours también muy buenos aunque no tomamos café. El servicio del vino punto y aparte. Pedimos el de la casa (Martinez Lacuesta) y acabamos tomando (por error del camarero) un Marqués de Murrieta 2007 (excelente, aunque alto de temperatura), el servicio se limita al descorche.

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