Decadente en el peor sentido

Experiencia totalmente decepcionante: entorno pintoresco que sugiere una buena comida, local con encanto pero deteriorado y mal cuidado, carta de vinos aburrida y carísima (88 eurazos por un Moet Chandón corriente que cuesta 27.50 en el super), confort casi nulo (pasamos un frío de bigote), servicio poco profesional, cristalería propia de un polideportivo municipal, aseos excesivamente rústicos y una carta con tantísimos platos que hace pensar en cómo se puede mantener tanta materia prima fresca.
Este restaurante parece ser que era recomendable lustros atrás, pero está claro que hay quien envejece bien como Sean Connery o un buen sauthernes, y hay quien debiera retirarse antes de hacer el ridículo.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar