MUY MUY BIEN

Nada más llegar sorprendidos por la espectacularidad de la sala; amplia, acogedora y decorada con un gusto que roza la exquisitez.

De entrantes un milhojas de verduras bueno y una seta rellena. Como platos principales un bacalao con pisto confitado en el que se conjugaban los sabores de una manera especial (el salado del bacalao con el semidulce del pisto), muy bueno. Mi acompañante tomó atun (en su punto) con un puré de calabaza muy acertado.

En cuanto al vino, una carta amplia y bien nutrida, con referencias acertadas y un precio justo teniendo en cuenta el lugar, el servicio y el coperío (Riedel). Tomamos un cava de Agustí Torelló, bien.

En cuanto al trato exquisito por parte de Maite y su personal. Siempre atentos, no faltó (ni sobró) de nada durante toda la noche.

Los postres expectaculares especialmente un coulant donde se conjugaban 3 texturas pues consiguen un crujiente exterior que le confiere un toque. mmmmmmmmmm... Los postres los regamos con un par de PX, uno del 79 que quedará para el recuerdo.

Terminamos con un puro del que no recuerdo cuál pues soy un neófito en este apasionante mundo que acompañé con un Calvados aconsejado por Maite.

La RCP correctísima. Un local de ensueño y una cena para el recuerdo. Muchas gracias Maite por hacernos sentir como en casa. Volveremos pronto con toda la familia Pitancera.

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