Buscamos este restaurante,y nos ha causado uns grata sorpresa.
Tomamos un pisto manchego exquisito,fruto de la calidad de los ingredientes
y de una elaboracion artesanal;se agoto el pan.
Seguimos con unos Duelos y Quebrantos todo un plato verdaderamente casero
a simple vista por el autentico color de los huevos.
Toda una dedicatoria de la cocinera fue el arroz en caldero con liebre.
Una pena no poder acabarlo por la generosidad de la racion,a cada cucharada
aun mas sabroso.
La carne tambien buena, acompañadas por patatas al estilo panadera.
El vino de la casa,corria generoso y a la altura de la produccion de la
zona.
Y a los postres,arripampas(tipo torrija) e higos confitados con helado.
Cafe e invitacion de la casa.
TOTAL por dos personas 24 euros.
Un retaurante sin grandes lujos,pero con una clara vocacion
por atender al cliente y ofrecer los mejores productos.
Ubicado a la entrada del pueblo,con un gran aparcamiento y con
entretenimiento para los niños con una pequeña granja.
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