Adentrarse en El Rinconcillo es volver a otra época.

Adentrarse en El Rinconcillo es volver a otra época. Resulta fácil imaginarse cómo se vivía en un bar de Sevilla del siglo XVII la tapa, si es que por entonces ya tenía este nombre. Sin duda alguna el ambiente que allí se vive te hace olvidar la cola, la incomodidad del sitio, de comer entre la barra y el tonel.
Las tapas y platos todos riquísimas: las pavías de bacalao, los chocos, las espinacas con garbanzos, las carrillada...
Y para beber finito bien fresquito (para quienes no nos gusta la cerveza) o una manzanilla.

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