Hoy he llevado a comer a mis cuñados a Maridaje. Tenía un buen recuerdo de la última vez que fui.
El recibimiento no ha podido ser más frio. Al parecer, al dueño le ha molestado que llevásemos dos carros. Lo entendería si no fuera porque la noche anterior reservamos la mesa avisándole de que llevaríamos los dos carros. Ha querido endosarnos la mesa alta de la entrada, totalmente inadecuada si quieres dar de comer a un nene. No friendly babys, a pesar de que el 80 por ciento de las mesas iban con niños.
La cuestión es que el dueño es un maleducado; se que es duro decirlo pero se ha compartado de manera maleducada, altiva, prepotente. Da la impresión de que este hombre está amargado.
En cuanto a la comida, nada especial, hemos comido crujiente de sobrasada, congelado, y de segundo arroz de sepia y alcachofas... recuerdo a comedor de cole, sin sabor... lo único a resaltar los vinos, carta extensa, hemos bebido braó negre, de Montsant, y las torrijas.
No volveremos a este sitio... odio ir a restaurantes donde te perdonan la vida.
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