Restaurante situado en el pueblo de Navaleno al pie de la carretera y eso es lo que parece, el típico restaurante de carretera, pero no nos engañemos, aquí se disfruta y mucho.
Llegamos un poco pronto y nos recibe Diego Muñoz con unas copas de cava, Diego es la cara visible del restaurante, un tío majete que sabe muy bien lo que se trae entre manos y además controla un huevo de vinos.
El comedor es pequeño pero acogedor, muy luminoso y con vistas a los montes cercanos.
Vajilla de lo mas moderna y cubertería y copas de primera calidad.
Para comer solo hay la opción del menú degustación a 50€ que consistió en los siguientes platos:
- Gua-bao de setas y panceta, un bocadillo con un pan blanco muy esponjoso relleno de panceta, setas y verduras, muy sabroso.
- Nuestro tradicional revuelto de boletus, misma textura del huevo y los boletus, coronados por un crujiente de torreznillo de Soria, puro sabor.
- Encurtidos y escabeches, un plato vistoso donde los haya, se presentaban varias setas escabechadas (boletus, níscalos, angula de monte, trompetas de la muerte...) combinadas con un muslito de codorniz, anguila ahumada y varios tipos de salsas, sabores y texturas.
- Un canelón de pollo asado, presentado en vaso y a modo de mousse, se coronaba con la masa del canelón a modo de crujiente, delicado.
- Pochas con boletus, pues eso, el típico guiso con un fondo marcado por la seta.
- Interpretación de la sopa castellana en sopa de setas, aquí se nos presenta el plato con una torrija salada, setas salteadas, huevo poché y helado de panceta, al mezclase todo el conjunto, se crea esa especie de sopa, deliciosa y contundente.
- Costilla con patatas, el típico guiso pero con otra presentación, la patata en su punto, la costilla deshuesada y coronando el plaro unos rebozuelos, sabor, sabor y sabor.
- Salmón con aromas del bosque, un lomo de salmón de Alaska perfecto de punto, coronado por un guiso de setas y pequeños brotes de pino y donde la sorpresa llega cuando cogen un trozo de corteza de pino que hay a modo de adorno en la mesa y te lo rallan encima del plato, auténticos aromas montaraces.
- Ajo carretero, volviendo a los orígenes, se presenta en un vaso dentro de un tronco de pino, en el vaso un guiso de setas y encima una especie de coca con queso y mas cosas que no recuerdo, se termina el plato con un chupito del caldo de cocción.
- Leche frita-saúco, la leche frita con un marcado sabor a setas y acompañadas de helado de avellana y gelées y compotas hechas a base de la flor y las baya de saúco.
Con los cafés nos sacaron un petit fours presentados en una caja muy chula con forma de seta, se componían de pastas, rosquillas, gominolas...
En cuanto al vino, la verdad es que disponen de una carta francamente interesante, champagnes de pequeño productor, Jerez, productores nacionales difíciles de encontrar en otros sitios...
Al comentarle a Diego nuestros gustos por Jerez, comenzamos con unas copichuelas del Equipo Navazos en este caso La Bota de Florpower MMXII 57 Y LA 53 "Más allá", la comida la acompañamos con un tinto de Arlanza de Olivier Riviére, El Cadastro 2011, fino, elegante y con cierta potencia y para los postres y sobremesa, terminamos con un Capricho de Goya 250 Aniversario y un tremendo La Bota de Amontillado 9 del Equipo Navazos.
Antes de irnos Diego nos presenta a su mujer Elena que está al mando de la cocina y creadora de tan maravillosos platos.
La verdad es que salimos muy satisfechos de la experiencia y con muchas ganas de volver, si es a las jornadas de la trufa negra en enero, pues mejor que mejor.