El propietario de este local debe estar haciéndose de oro, si si cocina de

El propietario de este local debe estar haciéndose de oro, si si cocina de mercado pero a precios astronómicos, sirva como ejemplo unos guisantes de temporada estofados con butifarra negra y cansalada a 22€, madre de Dios que abuso.
Coincido en los comentarios anteriores en que la materia prima es de buena calidad pero la profesionalidad de la brigada en la sala deja mucho que desear.
Espera de diez minutos para presentar el menú, copas, vajilla y cubertería justilla, hay que animar a la camarera para que cambie ceniceros y el “Maite” canturrea mientras pasea por el comedor, vino con temperatura inadecuada (y eso que acaban de inaugurar una amplia bodega climatizada) y el servicio del mismo con derrame en la primera copa. Carta de vinos comercial pero bastante amplia, los blancos se quedan algo atrás y los precios se cargan por 1,5 como mínimo, además no indican añadas.
Menú: Gambas de Palmos a la plancha (maridadas con manzanilla La Guita), Guisantes de Llavaneras estofados, Arroz con Bogavante y Setas, Rabo de Buey con Cigalas, Steak Tartar servido tal cual (sin consultar el punto y demasiado “cocido”) de postre canutillos rellenos de turrón con chocolate blanco, cafés y Santa Rosa 2001 total 170€
Pagaría con gusto esa factura si el servicio y el entorno estuvieran en consonancia.
Bye bye Can Pineda, hasta nunca.
Permiten fumar

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