Clásico pero se mueve

Clásico restaurante que ha sabido esquivar la madera vieja, el cuero repujado… pero que bordea esa veteranía/clasicismo …
Local grande, con muchos camareros uniformados, con una propiedad (supongo que propiedad o casi por lo informalmente vestida que iba la señora), comedor espacioso, cocina veloz…
Cantidades algo justas y precios tensionados hacia arriba…con lo que el mix sale potente…
Pan con tomate a precio de oro…
Cubertería, loza y mantelería de buen perfil…copas riedel, pequeñas tipo cata-vinos de entrada, pero sujetas a cambio según vino…
El servicio es profesional, serio, correcto, cercano pero sin pasarse…
Rápido…
El tema vitivinícola es amplio, con la proporción habitual, aunque no extremadamente pasados de precio….
Lo sirven bien, sin excesivo interés, supongo que a mayor importe de la botella mayor interés…
En resumen, lugar correcto, clásico de la Barcelona del ensanche, que sigue llenando y funcionando, aunque era domingo y en domingo en Barcelona no quedan más que cruceristas y pocos locales….

En resumen, correcto y recomendable para domingos donde las opciones se minimizan…

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