Lujazo

Volvimos por aquí pasado un tiempo y de nuevo fuimos gratamente sorprendidos, en una sala coqueta y cómoda te presentan su menú degustación (no tiene carta) que cambia cada semana (esta lógicamente con el menú especial de fallas), no deja de sorprendente cada aperitivo, cada plato, cada plato, cada detalle, la materia prima, la concepción, su elaboración, su presentación, sus generosas raciones, cada plato hace aflorar distintas sensaciones e incluso emociones, los precios muy contenidos, el servicio es impecable, su atención, amabilidad y desenfado, hace que de inmediato te sientas integrado en el ambiente, en la dirección de la sala Jorne atento y pendiente, siempre con una sonrisa, Sergio con los vinos no deja de sorprendente en cada sugerencia y se agradece además la contención en los precios, nosotros pasamos la velada con un delicioso champagne, y en la cocina Begoña, charlas con ella y ves que esa fuerza se plasma en cada plato, las miles o tal vez millones de ídeas que pasan por su cabeza, dejan entrever los futuros platos, rematamos la sobremesa con un gin tonic, difícil elección, ya que la selección de ginebras y tónicas es alta y de calidad.
Te queda la sensación de que el lugar no esta suficientemente valorado, no han entrado en el mundo mediático y centran sus esfuerzos en hacer las cosas cada vez mejor, para nosotros fue un lujazo haber estado de nuevo allí.

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