No sólo el espacio vale

La casa madre renovada, en un espacio que pese a su espectacularidad no deja dudas de lo importante que son las soluciones antiruido. En éste caso no se le ha prestado nada de atención, y en un salón tan enorme, una celebración junto a los comensales sabatinos, no deja disfrutar del todo.
Muchos y variados platos en la mesa. Muchas y variadas sensaciones. La mesa estaba compuesta por diez comensales.
Un paso más en la búsqueda de lo popular para revitalizarla junto a cocina más actual. peroa glunos platos funcionan malamente, como esas alubias con almejas, donde el caldo, desligado apenas aporta sabor y la conjunción que debería. Bueno el morteruelo, pero algo faltas de saber las croquetas, curioso el pulpo a la brasa con asadillo, donde finalmente se lleva todo el sabor esa carne de sugunda, una buena idea que merecería ser mejor trabajada. Algo secas las albóndigas de jabalí, olvidable en entrecote, bien las manitas de cerdo con queso de cabra. Ningúno de todos los platos probados llamó excesivamente la atencion de los comensales.
Dos botellas bebidas, un Rayuelo y un Alto Landón, buenos productos de la Manchuela.
Precio correcto.
Parece que los hijos de la casa madre vuelan con mayor certeza y seguirdad.

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