Una experiencia divertida

Visitamos este local atraídos por la "Belvedere Winter Lounge", por nuestra afinidad con este vodka que no es sueco, precisamente. Buen ambiente, y trato cordial.
Tempranito, con poca gente (ventajas de ir entre semana, me imagino y, por cierto, todos extranjeros), ojeando la carta nos decidimos a probar a cenar de picoteo. Y no nos fue mal, la verdad.
Optamos por los combinados de "tapas" y vodkas (que dan poco lugar a equivocos: el 2+2+2 o el 5+5 Smorrebrod, con 2 Belvedere y una selección de cinco vodkas aromatizados "maridando" con las respectivas tapas): en general, preparaciones sencillas con buena materia prima y buen resultado, regadas con el vodka, un plus. Continuamos con varios entrantes a compartir al centro: tartare de tres salmones, steak tartare y arenques marinados (quizás lo que menos nos llamó la atención, por el acompañamiento de patata), continuando para beber con cava de la casa por copas (decente) y más vodka (soberbio); para finalizar, un postre 3&3 (sí, tres postrecitos interesantes, sin más, con tres vodkas más de maridaje); como soy de lo golosos, pedí para terminar un 2º postre que me estaba llamando poderosamente la atención: el soufflé de té (sensacional). El cubierto sigue a 2,2, pero con una selección de panes (visualmente: donuts planos, pero en plan salado) y un par de terrinitas de cremas distintas, lo cual hace que no lo considere caro. No llegó a 42 euros por cabeza, que, teniendo en cuenta lo comido y bebido, no nos pareció ni chispa de caro. Y nos divertimos mucho.

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