Atraidos por su reciente nominación como el cuarto mejor restaurante del mundo, la polémica por la no concesión de la tercera esterlla michelin y la creciente repercusión mediática de Andoni Adúriz acudimos a Mugaritz. Situación privilegiada entre montes que no supone un obstáculo por la minuciosidad de las explicaciones del personal al hacer la reserva. Local de decoración rústica modernizada, con personal muy atento.
Elegimos el menú largo, perfectamente descrito (con alguna variación) en el comentario anterior, por lo que no lo repetiré. La impresión general fue buena, aunque dista mucho de ser una "experiencia religiosa" como ocurre en otros locales. La comida no destacaba ni por presentación (más bien discreta, tirando a gris), ni por el exotismo de las materias primas, ni por la reinvención del recetario tradicional, ni por la fusión cultural, ni por el riesgo y la innovación. Todo muy rico, pero nada que enamorase. Para mi gusto le falta ese "no sé qué" que hace que recuerdes una comida como algo realmente especial.
Tomamos un blanco de Granada, de uva muscat cuyo nombre no recuerdo (soy de la facción gastronómica, no enológica, lo siento), recomendado por el sumiller, que acompañó perfectamente.
Hola Mazinger,
eso que comentas del "no sé qué" me está pasando últimamente y me está quitando las ganas de ir a este tipo de restaurantes y decantarme más por restaurantes de gama media (por llamarlo de algún modo), donde disfrutas de una gran comida y a un precio asequible. Me pasó con mi segunda visita a Sant Pau y una reciente a Berasategui, de la que no tuve ganas ni de poner un comentario.
Saludos,
Me alegro de que coincidas conmigo. Me da la impresión de que ciertos sectores de la gastronomía se están empezando a alejar del público, como puede pasar en la arquitectura o en el arte. No sé si se está más pendiente de Madrid Fusión y de los críticos y las estrellas, perdiendo de vista que hay gente (como fue mi caso) que se desplazan de Andalucía a Rentería para gastarse un pastizal en su local y que buscan como dice Adriá el "triple salto mortal". Insisto en que no comí mal, pero allí lo único mortal no fue el triple salto, sino la cuenta.
En mi opinion algunos de estos restaurantes son de prestigio, repercusion y publico mundiales, por lo que están obligados al menos a intentar ese "triple salto" (dicho sin ninguna connotacion peyorativa en este caso)... se les entienda o no.
Y quizá Andoni no sea de los más faciles de entender.
apostillo sin el menor animo de contradecir tu comentario, es tu respetable opinion... pero me parece interesante el debate de fondo que abrís...
saludos
Yo también perdí cierto interés por este tipo de cocina ya hace unos dos años. No le he dado la espalda, pero casi. Mucho riesgo que en la mayoría de los casos se queda en una mera anécdota y a precios excesivos en la mayoría de los casos. De cada cinco intentos solo me dejaba "marcado" uno.
Actualmente prefiero coquetear con este tipo de cocina en los entrantes, pero no me gusta con los segundos.
Eso tambien me pasa a mi. Los aperitivos de cortesia muchas veces tienen un nivel que luego no se mantiene en el menú. Lo noté en Akelarre, al que fui dos dias antes que a Mugaritz y la comida fue de mas a menos, con un puntito de decepción... y de hambre. Dos horas despues estaba de pintxos. Vaya... casi que he hecho la reseña ya!
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